El Último Hijo de la Sombra

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La semana transcurrió con la rapidez de un rayo, y Nico comenzó a adaptarse a la vida en Hogwarts. Cada día se llenaba de nuevas lecciones y experiencias que hacían vibrar su corazón. Desde los encuentros en el Gran Comedor hasta las intensas clases de Defensa Contra las Artes Oscuras, la magia parecía estar en todas partes. Sin embargo, bajo esa superficie brillante, las sombras de su pasado seguían acechando, recordándole que su historia no era sencilla.

Esa mañana, después de una agitada clase de vuelo, Nico se encontraba en uno de los jardines de Hogwarts, buscando un lugar tranquilo para pensar. Se sentó en un banco bajo un gran roble, sintiendo la brisa fresca acariciar su piel. Mientras observaba a los estudiantes disfrutar del sol, no pudo evitar preguntarse cómo sería su vida si no llevara consigo la pesada carga de su legado.

-- ¿Te sientes bien, Di Angelo? -- La voz de Draco lo sacó de sus pensamientos. Se acercó con una expresión de curiosidad en su rostro. -- Pareces perdido en tus pensamientos.

-- Solo... contemplando la vida en Hogwarts. -- Nico sonrió débilmente. -- A veces, me pregunto si encajo aquí.

Draco se sentó a su lado, con una mirada seria. -- Todos nos sentimos así al principio. Pero Slytherin es un lugar donde puedes encontrar tu camino. Solo necesitas ser ambicioso y demostrar de qué estás hecho.

-- Ambicioso, sí. -- Nico reflexionó. -- Según escuché, si los estudiantes destacan en las clases y en las competencias, les pueden subir el puntaje a su casa. Si hacemos bien las cosas, podríamos acercarnos a ganar la copa de la mejor casa del año.

Draco levantó una ceja, sonriendo con aprobación. -- Exactamente. En Slytherin, cada punto cuenta. Y nosotros, como nuevos integrantes, tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que nuestra casa brille más que las demás. La competencia es feroz, pero con esfuerzo, podemos hacerlo.

Mientras hablaban, la figura de Harry Potter y sus amigos apareció a lo lejos. Nico observó a Harry, Hermione y Ron riendo y disfrutando del aire fresco, ajenos a la conversación que estaba teniendo. Una parte de él sentía celos; la otra, curiosidad. ¿Por qué Harry siempre era el centro de atención? ¿Qué tenía él que no tuviera Nico?

-- No deberías preocuparte por ellos. -- Draco rompió sus pensamientos, como si hubiera leído su mente. -- Slytherin siempre ha sido menospreciado. Pero en Hogwarts, el poder es lo que realmente importa.

Nico sintió que las palabras de Draco resonaban en su interior. La idea de poder, de tener control sobre su destino, lo atraía. Sin embargo, también había una parte de él que ansiaba algo más que solo ambición. Algo más profundo que la magia.

-- ¿Alguna vez has pensado en lo que quieres hacer después de Hogwarts? -- preguntó Nico, sintiendo que la conversación se tornaba más profunda.

-- Para ser honesto, quiero dejar mi huella en el mundo mágico. Quiero que todos sepan que los Malfoy son importantes. -- La determinación en la voz de Draco era palpable. -- Pero también quiero asegurarme de que Slytherin se levante y recupere el poder que una vez tuvo.

Nico lo miró con admiración, sintiendo una conexión especial con él. En ese momento, supo que quería estar a su lado, explorar no solo su magia, sino también la historia de Slytherin. Pero a medida que el día avanzaba, la sombra de su herencia se hacía más pesada.

Después de su conversación, se dirigieron a la biblioteca para estudiar. Mientras buscaban libros sobre pociones y hechizos, Nico sintió que su corazón latía con fuerza. Las paredes de la biblioteca eran como un refugio, un lugar donde podía perderse en el conocimiento y dejar que sus pensamientos fluyeran libremente. Pero también había un aire de misterio. Los susurros de las páginas parecían contar historias olvidadas, historias que podrían revelarle la verdad sobre su propia historia.