𝔏𝔞 𝔏𝔩𝔢𝔤𝔞𝔡𝔞 𝔞 ℌ𝔬𝔤𝔴𝔞𝔯𝔱𝔰

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Nico di Angelo se encontraba de pie en la estación de King's Cross, un lugar bullicioso y lleno de vida. Sin embargo, él solo sentía una profunda sensación de desasosiego. Había llegado allí siguiendo las instrucciones de una figura encapuchada que había aparecido de la nada en su hogar. La voz profunda y enigmática le había susurrado al oído una única orden: "Ve a Hogwarts. Allí encontrarás tu destino". Sin más explicaciones, el encapuchado desapareció en la niebla, dejándolo con una mezcla de inquietud y curiosidad.

Nico observó el andén 9¾, la barrera entre el mundo común y aquel donde los sueños podían hacerse realidad. Con un último vistazo a su entorno, tomó aire y corrió hacia el muro, sintiendo el escalofrío del misterio en su interior. Al atravesarlo, se encontró en un paisaje completamente diferente, donde un tren reluciente esperaba, lleno de estudiantes emocionados que reían y charlaban.

El tren, imponente y humeante, parecía ser un portal a otro mundo. Nico se sintió abrumado por la multitud, una sensación extraña en el estómago, pero a la vez intrigado por lo que estaba por venir. Sin embargo, sabía que debía mantener su origen en secreto. Alguien como él no podía ser visto como un simple estudiante; su vida estaba llena de sombras.

Se dirigió a un compartimento vacío, buscando un momento de tranquilidad. Pero no pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera de golpe. En el umbral, un chico rubio de mirada astuta lo observaba con curiosidad: Draco Malfoy.

—¿Eres nuevo? —preguntó Draco, extendiendo la mano en un gesto amistoso.

—Sí, soy Nico. Nico di Angelo —respondió, sintiendo un ligero alivio.

—Interesante nombre. No hay muchos como tú por aquí. ¿De dónde vienes? —inquirió Draco, sin apartar la vista de él.

Nico se encogió de hombros, sintiendo que debía ser cauteloso.

—De un lugar lejano.

Draco sonrió, su expresión mostrando una mezcla de curiosidad y diversión.

—Eso es un poco vago, ¿no? Este lugar está lleno de secretos.

Nico sintió que había algo en esa declaración que resonaba con él. La conversación se volvía más cómoda, hasta que la puerta se abrió de golpe nuevamente. Harry Potter entró en el compartimento, pero esta vez, Nico no se sintió atraído por el chico famoso. Sin querer, Harry tropezó con el pie de Nico, derramando un poco de jugo de calabaza en el compartimento.

—¡Lo siento! —exclamó Harry, apenado mientras se agachaba a limpiar el derrame.

Nico miró a Harry, pero no le prestó mucha atención. En su lugar, volvió su enfoque hacia Draco, quien parecía disfrutar del pequeño accidente.

—Parece que tenemos un torpe entre nosotros —dijo Draco con una risa burlona, alzando una ceja hacia Harry.

Nico se rió, sintiendo que quizás podría encontrar un amigo en Draco. La atmósfera era diferente aquí, y a pesar de que el tren avanzaba hacia Hogwarts, sintió que podía ser parte de algo más grande.

Sin embargo, su mente seguía regresando a la figura encapuchada. La última vez que la había visto, había sentido un escalofrío recorrer su espalda, como si ese desconocido supiera más sobre él de lo que él mismo conocía.

Mientras el tren continuaba su trayecto, Nico observó por la ventana el paisaje que se desvanecía detrás de ellos. En ese momento, una sombra parecida a un susurro llenó el aire.

—Nico... —la voz del encapuchado resonó en su mente, dejándolo inquieto—. El pasado siempre encuentra la manera de alcanzarte.

Draco, ajeno a los pensamientos oscuros de Nico, comenzó a hablar de los diferentes aspectos de Hogwarts, describiendo la escuela con entusiasmo.

—Hogwarts es un lugar lleno de sorpresas. Algunos secretos son más oscuros de lo que imaginas.

Nico sintió que esas palabras resonaban en su ser. Las sombras que lo habían seguido toda su vida parecían cobrar vida en ese momento. ¿Qué tipo de secretos se ocultaban en el castillo? ¿Serían tan oscuros como los de su propia historia?

A medida que se acercaban a Hogwarts, el aire se volvió más pesado, como si el mismo castillo estuviera aguardando su llegada. Nico se preguntó si ese nuevo destino sería un refugio o el escenario de su propia condena. Mientras intercambiaba miradas furtivas con Draco, supo que no estaría solo en este viaje.

Con cada kilómetro que pasaban, se acercaba más a su verdadero destino, un lugar donde las sombras y la luz se entrelazarían de maneras que aún no podía imaginar.

El Último Hijo de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora