CAPÍTULO 7

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Evelyn.

Anoche llegó Aaron de Escocia con el resto de las unidades, y ahora estoy en su casa.

—Melocotoncito, ¿Te gusta?—pregunta.

Me llamó en la mañana para vernos y le dije que mi casa aún estaba muy desorganizada, así que en consecuencia me invitó a su apartamento y me preparó el desayuno.

Es un sol.

—Aaron, deja de llamarme así—me quejo. —Y el desayuno sabe fatal, la cocina no entra entre tus habilidades.

—Siempre tan sincera—viene hacía mí con una gran sonrisa, recién ha salido de la ducha y tiene una toalla alrededor de la cintura.

—¿Prefieres que te mienta?—pregunto con una ceja alzada mientras lo reparo de pies a cabeza.
Tiene un cuerpo delgado pero tonificado, sus ojos azules oscuros, me observan sonrientes.

—Cariño, no seas quisquillosa—se acerca y me da un beso, sabe a pasta dental.

Coloco los brazos sobre su cuello y me encaramo sobre su cintura.

—Te extrañé mucho—dice cogiéndome las nalgas.

—También lo hice, hace mucho que no te veía—le intento quitar la toalla y no se deja.

Lo miro ceñuda.

En cambio me da un casto beso en el cuello. —Tengo que ir a ver a mi madre, ven conmigo—susurra. Lo que menos quiero es verle la cara a Amanda.

—Aaron, llevo meses sin verte y solo quiero pasar tiempo contigo a solas y tú lo único que quieres y deseas es ir a ver a tu madre—me molesto.

—Lyn, seguiremos en la noche.

—No quiero en la noche, quiero ahora—me bajo de su cintura. —O acaso ¿no me deseas?—me indigno.

—Obvio que sí.

—¿Entonces?—lo detallo—Me has sido infiel—lo acuso más indignada que antes.

¿Quién en su sano juicio sería capaz de serme infiel? Estoy segura que a mí, nadie. Sin embargo, Aaron está actuando extraño.

—Qué dices Lyn, te amo tanto—suspiró con frustración. —No sería capaz de hacer semejante cosa.

Se acerca y me besa con dulzura, me lleva a su habitación y me quita la ropa con sumo cuidado, después de desnudarme, se quita la toalla y me deja ver su erección mientras se coloca un condón.

No es tan grande como la polla del desconocido ojiverde.

¡Mierda, mierda!, ¿Qué hago pensando en otro cuando tengo a mi novio al frente?

—Por fin los tres meses de celibato se acabarán—comenta sonriendo y asiento confirmando lo dicho.

¡Mentirosa! «te vas a ir al infierno», me recuerda mi conciencia.

Vuelve a la cama y me besa suavemente los labios, reparte besos sobre mi pecho, abre mis piernas y me penetra poco a poco.

—Te extrañé mucho Lyn—murmura con voz entrecortada. —No vuelvas a decir qué no te deseo, si lo cierto es, que me tienes loco.

Termina de penetrarme y lo miro, adoro sus pecas y me gusta la manera en como me folla, tan suave y fuerte, una mezcla de dulzura y un poco de rudeza, la mezcla perfecta.

—Más—pido cuando empiezan las embestidas, gimo bajo por la presión del momento.

Vuelve a mis labios y le chupo el labio inferior mientras me penetra un poco más duro, jadeo. Enredo mis dedos en las sábanas mientras sus empellones van subiendo de nivel.

Frenesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora