CAPÍTULO 8

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Evelyn.

Después del desastroso almuerzo de ayer con Aaron y su bruja madre, no volví a comunicarme con él y viceversa.

«Es un canalla»

—La pusiste en su sitio nuevamente—comenta Beck, mientras desayunamos en la cafetería del comando. —No entiendo cómo aguantas a esa mujer.

Mis amigas no conocen a la madre de Aaron personalmente, no obstante, les he contado todo con lujo de detalle desde la primera vez que Aaron me la presentó.

Desde el día uno esa mujer ha sido un incordio en nuestro noviazgo.

—Menos mal que mi suegra me ama—dice Paula tranquila comiendo sus huevos revueltos.

—Claro que si Pau, los padres de Hector y los tuyos son amigos desde siempre—Beck se ríe.

Eso es cierto, ambas familias son amigas desde que tengo uso de razón, incluyendo a mis padres y los de Beck.

—Si yo fuera tú, Lyn, ya hubiera roto con Aaron, tanto el hijo como la madre caen mal y eso que a la vieja bruja no la conozco—admite Rosse malhumorada.

El odio y desagrado que siente por Aaron es más grande de lo que pensé.

—Créeme que si la situación no mejora, lo mejor será terminar con él, lo quiero y aprecio, pero no pienso aguantar humillaciones por nadie—suspiro un poco frustrada. —Ni siquiera por él.

—Esa es mi amiga—aplaude la pelinegra emocionada—¡Así se habla mamona!

Alexis, Eloise, Dimitri y Kenji se unen a la mesa a desayunar con nosotros, ellos traen sus bandejas y se sientan junto a nosotros.

Les sonreí, desde la misión en Bergen nos hemos llevado cada vez mejor y nos hemos vuelto cercanos.

—¿De qué hablamos…?—interrumpe Kenji, dándole un mordisco a su pan, me he dado cuenta que al igual que Hector, el sinoamericano es un chismoso de categoría.

—Lyn nos estaba contando el desacuerdo que tuvo con su suegra—informa Beck y la fulmino con la mirada, no quiero que mi vida privada se vuelva la comidilla de la sede.

Definitivamente no deseo ser reconocida por los soldados como la comandante que tiene su vida amorosa hecha un desastre.

—Ah, es normal, mi suegra tampoco me quiere—comenta Eloise sancándonos risas a todos. —Pero he aprendido a vivir con ello—Dimitri la observa con ternura. —Después de un tiempo te acostumbras.

No quiero acostumbrarme, detesto a Amanda.

—Suelen decir en latinoamérica que "entre más te odia la suegra, más te quiere el hijo". —Beck le sigue el juego a Eloise.

Sacudo la cabeza sonriendo, creo firmemente que Aaron me quiere, no sé si siente realmente amor por mi, sin embargo, las actitudes que toma cuando está cerca de su madre no me gusta, me genera incomodidad.

—Confirmo lo dicho—Dimitri no le quita los ojos a Eloise, son una pareja muy linda y se nota la estabilidad y confianza.

—Las suegras son de lo peor, admito que deseo con todo mi ser que mi futuro marido venga solo—interrumpe la pelinegra riéndose.

—Yo estoy solo—Alexis le responde con aire coqueto, no pierde la oportunidad para ligarse a mi amiga.

No pasará mucho tiempo antes de que terminen entre las sábanas.

—¿Así?—Rosse lo detalla con intensidad.

El moreno se ríe sacudiendo la cabeza con la insinuación de mi amiga.

Frenesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora