2

51 13 0
                                    

━━━━━━━━━━

La tarde era gris, cargada de una melancolía familiar para mí. Desde el ventanal del hospital podía ver el bullicio de la calle, pero no oírlo. Me gustaba imaginar que la vida abajo seguía igual que siempre, sin la presión constante de una cuenta atrás. Cada día que pasaba me acercaba más al final, y aunque me había resignado, no podía evitar sentir la punzada de frustración cuando miraba el horizonte, tan lleno de posibilidades.

Ese día, mis pies me guiaron fuera de mi refugio, ese espacio reducido que había convertido en mi cárcel por tanto tiempo. Ya no quería que mi familia siguiera viéndome desvanecer entre las sombras de mi habitación. Ellos sufrían tanto como yo, si no más, y yo no podía seguir cargándolos con mi existencia.

Me encontré deambulando por las calles cercanas al hospital, una caminata que se sentía como un escape, aunque sólo fuera temporal. Y fue entonces cuando lo vi.

Un chico estaba sentado en la banca de una plaza cercana, con la cabeza gacha y el cabello oscuro cayendo sobre su frente. Desde mi distancia podía percibir el peso que cargaba, la forma en que sus hombros caían, como si el mundo entero lo aplastara. Había algo en su desdicha que me llamó la atención. No era solo tristeza, era derrota. Algo que yo conocía demasiado bien.

Él no me vio al principio. Parecía perdido en sus pensamientos, en su propio abismo, y por un momento pensé en seguir caminando, en dejarlo con su dolor mientras yo seguía con el mío. Pero algo me hizo detenerme.

Era extraño... un impulso repentino, como si este chico desconocido tuviera una puerta abierta a algo que yo ya había dado por cerrado. Un camino que no había considerado. Tal vez era su desgana lo que me atraía, la forma en que parecía estar a punto de rendirse, igual que yo lo había hecho tantas veces en mi cabeza. Pero, a diferencia de mí, él aún estaba ahí afuera. Aún respiraba aire fresco. No estaba atrapado en una cama, mirando al techo.

Me acerqué despacio, con pasos inseguros. Ni siquiera sabía qué iba a decirle, o por qué lo hacía. Sólo sabía que si no lo hacía, me arrepentiría.

━━¿Te vas a alguna parte? ━pregunté, con la voz más fuerte de lo que había esperado.

Él levantó la cabeza, y nuestros ojos se encontraron. En ese instante, algo pasó. No fue un destello de reconocimiento, ni una chispa mágica. Fue más bien como si ambos nos diéramos cuenta de que, en ese preciso momento, compartíamos la misma derrota.

━━No lo sé ━respondió, su voz apagada, casi un susurro. Sus ojos oscuros me miraron con una mezcla de curiosidad y confusión━. Quiero irme, pero no sé a dónde.

Sentí una punzada en el pecho, pero no de dolor, sino de algo parecido a la esperanza. Una esperanza tenue, frágil, pero ahí estaba.

━━Yo tampoco sé a dónde voy ━admití. Y me sorprendí a mí misma añadiendo━: Pero podría ir contigo.

Me observó durante un largo momento, como si estuviera intentando descifrar si hablaba en serio. Quizá no lo hacía del todo. Pero en ese instante, la idea de desaparecer junto a alguien más, de compartir un viaje hacia lo desconocido, sonaba mejor que volver a esa habitación estéril y solitaria.

━━¿Por qué? ━preguntó finalmente, y vi la duda en su mirada. Tal vez no estaba acostumbrado a que alguien quisiera unirse a su derrota. O tal vez era el miedo a que yo también lo abandonara, como ya lo habían hecho otros.

━━Porque mi tiempo se está acabando, y prefiero gastarlo en algo que me haga sentir viva ━contesté sin dudar. Mi voz tembló al final, porque decirlo en voz alta hacía que fuera más real. Pero esa era la verdad. No podía volver atrás.

Él pareció considerar mis palabras, y entonces, algo en su expresión cambió. Un brillo, una chispa de comprensión. Como si mi propuesta absurda tuviera sentido en su cabeza, de alguna manera. Asintió, muy despacio.

━━Está bien ━dijo, finalmente, en voz baja━. Vamos.

Y, en ese momento, supe que no había marcha atrás.

━━━━━━━━━━

Al Final Ella No Está - SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora