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El aire en la montaña se volvía más frío con cada día que pasaba, y mi cuerpo, debilitado, comenzaba a resentirlo. A pesar de haber dejado el hospital, mi estado no mejoraba como esperaba. La tos persistente seguía atormentándome, y los hematomas en mis brazos se volvían más visibles, como si fueran un recordatorio constante de lo que había estado soportando. Sin embargo, mi determinación seguía intacta. Estaba decidida a llegar al Fitz Roy, a alcanzar la cima que representaba no solo un logro físico, sino un símbolo de mi lucha y de mi deseo de vivir plenamente.

A medida que avanzábamos hacia nuestro destino, la preocupación en el rostro de Iván se hacía más evidente. Intentaba ocultarlo, pero no podía evitar que su mirada se detuviera en mí con frecuencia, buscando señales de que estaba bien. Sabía que mi estado le causaba angustia, y eso me hacía sentir culpable. Quería ser fuerte para él, quería que estuviera orgulloso de mí y no que se sintiera responsable de mi bienestar. Sin embargo, a medida que la noche caía y nos acomodábamos en un hostal a pocas horas de la base del Fitz Roy, el peso de la realidad era difícil de ignorar.

La habitación del hostal era pequeña, pero acogedora, con una ventana que ofrecía una vista impresionante de las montañas que nos esperaban. Nos habíamos alojado allí para descansar antes de nuestra última jornada, y a medida que el crepúsculo se deslizaba hacia la oscuridad, la emoción por la llegada se mezclaba con la ansiedad.

━━Lirio, ¿estás segura de que estás bien? ━preguntó Iván mientras estábamos sentados en la cama, la tensión evidente en su voz━. Deberías descansar más.

━━Lo estoy, realmente ━respondí, tratando de sonreír, aunque sabía que mi debilidad era palpable. Sin embargo, su expresión mostraba que no estaba convencido.

━━No quiero que te esfuerces demasiado. Hemos recorrido un largo camino, y no vale la pena si pones en riesgo tu salud ━dijo, sus ojos fijos en los míos, y la preocupación en su voz se sentía como un abrazo.

Tomé un respiro profundo, intentando ocultar la tos que ya comenzaba a asomarse.

━━Iván, hemos llegado hasta aquí. No puedo darme por vencida ahora. Este viaje significa todo para mí. No solo por la montaña, sino por nosotros ━dije, y al pronunciar esas palabras, sentí que la conexión que habíamos forjado se intensificaba.

Él asintió lentamente, aunque la preocupación seguía reflejada en su rostro.

━━Lo sé. Pero… ━suspiró, luchando con sus propios pensamientos━. Solo quiero que estés bien. No puedo evitar preocuparme.

El silencio que siguió se llenó de una tensión palpable. La cama era un refugio, pero también un recordatorio de mis límites.

━━Voy a tomar mis medicamentos y luego nos acostamos, ¿te parece? ━sugerí, queriendo aliviar su preocupación.

━━Está bien, pero no te fuerces ━dijo, con un tono de voz que no dejaba espacio a la discusión.

Fui al baño y saqué los frascos de mis medicamentos. Mientras tomaba las pastillas, el reflejo en el espejo me devolvió una imagen que no quería ver: una chica demacrada, con ojeras marcadas y un brillo de angustia en la mirada. Pero sabía que tenía que seguir, que tenía que enfrentar mis demonios.

Al volver a la habitación, Iván estaba sentado en el borde de la cama, sus ojos aún llenos de preocupación. Me acerqué a él y me senté a su lado.

━━Confía en mí ━le dije, colocando mi mano sobre la suya━. Esto no es solo un viaje; es una aventura que quiero compartir contigo.

Él me miró fijamente y, aunque las palabras no salieron de su boca, la intensidad de su mirada decía más que mil frases.

La noche avanzaba y el cansancio comenzaba a pesarme. Sin embargo, una chispa de emoción seguía latiendo en mi interior. A pesar de mi estado, estaba cerca de alcanzar la montaña que tanto había anhelado.

Finalmente, nos recostamos, y mientras la noche caía, escuché el suave sonido de su respiración, un recordatorio constante de que no estaba sola en esta lucha. La ansiedad del día siguiente se mezclaba con la esperanza; el Fitz Roy nos esperaba, y no podía dejar que el miedo me detuviera.

Antes de cerrar los ojos, sentí su mano apretando la mía suavemente.

━━Te prometo que mañana haremos esto juntos, paso a paso. ━dijo, su voz suave y reconfortante.

━━Sí, juntos ━respondí, cerrando los ojos con la imagen de la montaña grabada en mi mente, un faro de esperanza que me guiaba en medio de la tormenta.

La última noche en el hostal se deslizaba suavemente, y aunque el cansancio me envolvía, su presencia a mi lado me llenaba de determinación. Mañana sería un nuevo día, y aunque sabía que el camino no sería fácil, estábamos juntos en esta aventura, y eso era lo único que realmente importaba.

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Al Final Ella No Está - SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora