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La noche cayó sobre la Patagonia como un manto suave y acogedor, llenando el aire de una calma serena. Nos instalamos en un pequeño hotel de montaña, donde las paredes de madera crujían levemente con el viento exterior, y el aroma a pino fresco impregnaba cada rincón. La habitación era modesta pero acogedora, con una cama grande ocupando el centro, sábanas de algodón blanco que contrastaban con los tonos oscuros de la madera. Las luces tenues creaban un ambiente íntimo, perfecto para el cierre de un día lleno de aventuras.

Después de una cena ligera en el restaurante del hotel, volvimos a nuestra habitación, la risa aún resonando en nuestros corazones. Al entrar, el aire estaba cargado de la promesa de lo que vendría. La idea de compartir la cama, algo tan simple y a la vez tan lleno de significado, hizo que una corriente de nerviosismo y emoción recorriera mi cuerpo.

Iván se puso cómodo, y yo traté de hacer lo mismo, aunque cada movimiento se sentía como una danza entre la expectativa y la vulnerabilidad. Mientras me acomodaba en la cama, el calor de su cuerpo al lado del mío me envolvió como una manta. Era reconfortante y, al mismo tiempo, desafiaba mis límites.

La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando su rostro, y en esos momentos de silencio, me sentí profundamente conectada con él. Podía escuchar el suave sonido de su respiración, un ritmo constante que me tranquilizaba. A pesar de mi cansancio físico, mi mente estaba llena de pensamientos y emociones que chocaban entre sí.

━━Lirio, quiero que sepas que, pase lo que pase, siempre estaré a tu lado ━dijo Iván, rompiendo el silencio, su voz suave como un susurro.

━━Yo también lo creo ━respondí, sintiendo que mi corazón latía con fuerza━. Prometo que no me rendiré, que lucharé por seguir adelante.

Nos miramos, y en sus ojos encontré un reflejo de mis propias emociones. Había una profundidad en su mirada que me hizo sentir comprendida, como si él también estuviera sintiendo el peso de la incertidumbre, pero con una determinación inquebrantable.

━━A veces pienso en lo que sucederá cuando termine este viaje ━dijo, su voz cargada de seriedad━. No puedo imaginarme sin ti.

El corazón me dio un vuelco. La intensidad de su declaración me dejó sin aliento. Mi mente se llenó de dudas, pero su presencia era como un ancla en medio de la tormenta.

━━Lo mismo siento ━admití, mi voz temblando ligeramente. Las emociones burbujeaban en mí, y una mezcla de alegría y tristeza me invadió.

La habitación se sentía pequeña y grande al mismo tiempo, un refugio donde nuestras almas se encontraban. Mientras hablábamos, la línea entre la amistad y el amor se desdibujaba, y yo podía sentir una chispa de algo más profundo creciendo entre nosotros.

━━¿Sabes? ━dijo Iván, girándose hacia mí con una sonrisa━. Cuando te vi escalar hoy, me di cuenta de lo fuerte que eres. Eres una luchadora, Lirio, y eso me inspira.

Su cumplido me hizo sonreír, y mis mejillas se sonrojaron. A pesar de la fatiga y el malestar que todavía sentía en mi cuerpo, había una luz en mí que brillaba más fuerte.

━━Gracias, Iván. Eso significa mucho para mí ━respondí, sintiendo la sinceridad de sus palabras calar hondo en mi corazón.

A medida que la conversación fluía, el ambiente se cargaba de promesas y esperanzas. Nuestros sueños se entrelazaban, como si tejieran un futuro compartido. El calor de su mano en la mía era un recordatorio constante de que no estaba sola en esta lucha.

El cansancio se hacía sentir, pero no quería que la noche terminara. En su presencia, el dolor y la fatiga parecían desvanecerse. Así que, mientras la luna brillaba en el cielo, me recosté más cerca de él, buscando su calor.

━━Quiero seguir explorando, quiero seguir subiendo montañas contigo ━le dije, mis palabras un susurro cargado de anhelo.

━━Y lo haremos ━prometió, mirándome a los ojos con una intensidad que me hizo sentir viva━. Siempre estaré aquí para animarte, para recordarte que no hay montaña demasiado alta.

A medida que las horas pasaban, compartimos risas y palabras susurradas, intercambiando caricias suaves y miradas llenas de significado. La noche se convirtió en un refugio donde nuestras almas podían ser vulnerables, donde las promesas no solo eran palabras, sino compromisos sinceros.

Finalmente, el cansancio se adueñó de mí, y mientras me acomodaba en su pecho, su brazo rodeándome en un abrazo protector, me sentí en casa. Las preocupaciones y la ansiedad se desvanecieron lentamente, dejándome con la calidez de su presencia y la certeza de que, a pesar de las dificultades que pudieran venir, no estaba sola.

Con cada latido de su corazón resonando contra mi oído, cerré los ojos, sintiéndome agradecida por este momento. Sabía que la vida seguía siendo incierta, pero mientras estuviera con Iván, estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se presentara. La montaña nos esperaba, y juntos, estábamos listos para conquistarla, paso a paso.

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Al Final Ella No Está - SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora