Al Final Ella No Está - Spreen

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El día comenzó con un cielo despejado, un lienzo azul que se extendía por encima de nosotros como una promesa. Nos despertamos con el canto de los pájaros y el aire fresco de la mañana que se filtraba por la ventana del hostal. Después de un desayuno reparador, nos dirigimos hacia el sendero que nos llevaría a la base del Fitz Roy. Cada paso que daba me llenaba de energía y emoción, la montaña parecía llamarnos.

A medida que avanzábamos, la belleza del paisaje nos rodeaba. Las paredes de granito se alzaban majestuosamente, y los glaciares resplandecían con una luz casi mágica. Iván sonreía a mi lado, y su entusiasmo era contagioso. Cada vez que me miraba, había un brillo en sus ojos que me hacía sentir más viva, como si juntos estuviéramos descubriendo un mundo nuevo.

Al llegar a una zona de escalada accesible, me detuve, sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Había sido tanto tiempo desde la última vez que había tenido la oportunidad de escalar. La montaña me llamaba con fuerza, y, aunque sabía que debía tener cuidado, la emoción me desbordaba.

━━¿Te atreves a escalar un poco? ━pregunté, mirando a Iván con una sonrisa desafiante.

━━¿Tú crees que no puedo? ━respondió, con una risa juguetona.

Ambos nos acercamos a una pared baja, perfecta para calentar. Con cada movimiento, recordaba la pasión que había sentido por este deporte. La roca fría bajo mis manos me recordó la libertad que había encontrado al escalar. Mientras subía, sentía que cada paso me conectaba más con la montaña y con Iván, que me animaba desde abajo.

━━¡Vas increíble! ━gritó, y su voz resonó con orgullo.

Cuando llegué a la cima de la pequeña pared, giré para mirarlo, el viento agitando mi cabello mientras sonreía. El panorama que se extendía ante mí era impresionante, una vista que nunca olvidaré. La sensación de triunfo se apoderó de mí.

━━¡Esto es asombroso! ━exclamé, y él aplaudió con entusiasmo.

Después de un rato, descendí con cuidado, sintiendo que el corazón me latía con fuerza por la emoción. Cuando finalmente toqué el suelo, Iván me abrazó, y en ese momento, me sentí como si todo encajara a la perfección.

━━Eres increíble, Lirio ━dijo, mirándome con admiración.

━━No sería lo mismo sin ti a mi lado ━respondí, sintiendo que mi rostro se iluminaba.

Después de la escalada, decidimos hacer un alto y sacar nuestras provisiones para el almuerzo. Nos sentamos en una roca grande, con el Fitz Roy de fondo, y compartimos un picnic sencillo pero delicioso: empanadas, frutas y un termo de mate. Risas y bromas fluyeron entre nosotros mientras disfrutábamos de la comida, cada bocado acompañado de miradas cómplices y sonrisas.

━━¿Te imaginas lo que dirían tus amigos si te vieran aquí, en la Patagonia, con una chica como yo? ━bromeé, guiñándole un ojo.

━━Mis amigos dirían que soy un afortunado. ━Su voz era firme, pero sus ojos brillaban de una manera que me hizo sentir especial.

Después de comer, nos tendimos sobre la hierba, mirando las nubes pasar y hablando de nuestros sueños y metas. Compartimos risas y anhelos, cada palabra entrelazando nuestras vidas de una manera más profunda.

━━Prometeme algo ━dijo Iván de repente, volviendo su mirada hacia mí.

━━¿Qué? ━pregunté, intrigada.

━━Promete que siempre seguirás persiguiendo tus sueños, incluso si se vuelven difíciles ━dijo, su voz grave pero llena de ternura.

━━Lo prometo ━respondí, sintiendo que esa promesa iba más allá de las palabras. Era un pacto entre nosotros, un compromiso de seguir adelante, juntos.

Él se inclinó y me dio un beso suave, como si cada caricia de sus labios contara una historia. Ese momento, ese lugar, todo parecía perfecto.

La tarde avanzaba y, aunque sabía que el tiempo era limitado, la felicidad que compartíamos me hizo sentir que todo era posible. Abrazos llenos de ternura se convirtieron en caricias suaves, y cada mirada se cargaba de significado.

Con el Fitz Roy como testigo, hice una promesa silenciosa de que este momento no sería solo un recuerdo fugaz. Con Iván a mi lado, sentía que podía enfrentar cualquier desafío.

La montaña nos esperaba, y con cada sonrisa y cada beso compartido, sabía que el viaje que habíamos comenzado juntos era solo el principio de algo increíble. Y aunque la realidad de mi salud seguía acechando, en ese instante, nada importaba más que el amor y la amistad que habíamos forjado.

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