Capítulo 25

8 1 0
                                    


Las horas pasaron mientras el sol comenzaba a esconderse tras el horizonte, dejando entrar un suave resplandor anaranjado a través de la ventana de la habitación. Flash despertó primero, sus ojos entreabriéndose mientras la luz cálida bañaba las paredes blancas de la habitación. Se frotó los ojos y se dio cuenta de que seguía sosteniendo la mano de Twilight, quien respiraba profundamente, aún sumida en su descanso.

Justo cuando Flash se disponía a levantarse, sintió una leve presión en su mano. Miró hacia abajo y vio cómo los párpados de Twilight comenzaban a moverse. Ella entreabrió los ojos lentamente, su mirada aún nublada por el sueño, pero su expresión se suavizó al ver a Flash a su lado.

"Flash..." murmuró en un suspiro, su voz suave y cálida.

"Hey," dijo él, con una sonrisa cansada pero sincera. "¿Cómo te sientes?"

Twilight parpadeó un par de veces, aún aclimatándose a la realidad. Los ojos de Twilight recorrieron la habitación, reconociendo los detalles que la rodeaban. Este no era el castillo de la amistad, ni su hogar en Equestria, pero la blancura de las paredes, la falta de muebles, y el vacío silencioso.

Había soñado, o más bien recordado, a sus amigas en Ponyville. Su mente la había transportado a aquellos días cuando solo era un unicornio, descubriendo el poder de la amistad, rodeada de risas y aventuras. La nostalgia golpeó su corazón, y una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla, sin que pudiera detenerla.

Flash, sentado junto a ella, se percató de inmediato del cambio en su expresión. Aunque no había soltado su mano, el ver aquella lágrima lo alarmó.

"Twi, ¿qué pasa?" le preguntó suavemente, acercándose más, con preocupación reflejada en su voz. Pero Twilight, sin querer preocuparlo, rápidamente intentó recomponerse, apartando la mirada y limpiándose la lágrima con el dorso de la mano.

"No... no es nada," respondió en voz baja, esforzándose por sonreír. Sin embargo, la verdad de sus sentimientos estaba a flor de piel. El peso de los recuerdos, la sensación de haber estado tan lejos de quienes más le importaban, la envolvía.

Flash la observó en silencio por un momento, dudando si debía insistir. Sabía que algo le pasaba, pero también conocía a Twilight lo suficiente como para saber cuándo no quería hablar de ello.

"Está bien," murmuró al final, apretando su mano con suavidad. "No tienes que decirme nada si no quieres. Solo quiero que sepas que estoy aquí."

Respiró hondo, tratando de disipar la opresión en su pecho. Sabía que eventualmente tendría que hablar, que no podía ignorar esos recuerdos ni la melancolía que le provocaban. Pero, por ahora, el hecho de que Flash no la presionara le daba el espacio que necesitaba.

"Gracias," susurró, su voz apenas audible, pero sincera.

El estómago de Twilight gruñó inesperadamente, rompiendo el silencio que se había asentado entre ellos. Sus ojos se abrieron con sorpresa, y un rubor inmediato cubrió sus mejillas, avergonzada por el sonido que delató su hambre.

Flash no pudo evitar soltar una risa suave, la calidez de su risa llenó la habitación. "Parece que alguien tiene hambre," bromeó, sus ojos brillando de diversión. "Es normal, Twilight, no has comido bien en tres días. Lo único que logré darte fue un poco de caldo de sopa, y créeme, no fue fácil."

Twilight lo miró con asombro. "¿Tú me has estado alimentando?" preguntó, su tono mezclado entre sorpresa y ternura. La imagen de Flash cuidándola tan atentamente, ofreciéndole sopa cuando ni siquiera estaba consciente, le llegó al corazón de una manera inesperada. Era más que solo ternura; era el tipo de dedicación que hablaba de algo mucho más profundo.

"Conexiones del Corazón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora