Capítulo 20

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Era un sábado soleado en Canterlot, y el ambiente vibrante de Sugarcube Corner era el lugar perfecto para que las chicas se reunieran. Al abrir la puerta, Crepúsculo se sintió aliviada de ver a sus amigas, aunque rápidamente notó que no era la única que estaban sufriendo las secuelas de la noche anterior. Sunset, Rainbow Dash y Applejack se vieron cansadas, con ojeras que delataban su falta de sueño. Fluttershy y Rarity, por su parte, estaban claramente demacradas; Rarity llevaba unos lentes de sol enormes, como si quisiese ocultar el hecho de que su resaca era notable.

—¡No hagan ruido! —gritó Rarity, llevando una mano a su frente con un gesto dramático—. Me duele la cabeza. ¡Es un desastre!

Cuando Twilight y Flash entraron, ambos fueron recibidos por una mezcla de saludos y quejas. Flash se acercó a la mesa y ayudó a Twilight a sentarse, asegurándose de que estuviera cómodo antes de unirse a ella.

—Así que... —comenzó Twilight, sintiendo que todos estaban un poco en la misma sintonía de confusión—. ¿Qué pasó anoche?

Rarity, con su mirada todavía oculta tras las gafas, se frotó las sienes mientras trataba de recordar.

—No tengo ni idea... creo que bailamos. O al menos eso espero —murmuró, intentando recordar los detalles, pero su mente estaba nublada.

Fluttershy se unió a la conversación, intentando recordar algo.

—Yo... no recuerdo mucho, solo que había muchos peluches, y... ¿había un pato? —se preguntó, confundida—. Pero no estoy seguro.

La tensión en la mesa se rompió cuando Rainbow, incapaz de contener su risa, se estalló en carcajadas, resonando en todo el café.

—¡Oh, esto es demasiado bueno! —exclamó, limpiándose las lágrimas de risa que se acumulaban en sus ojos—. No se pueden imaginar lo que pasó.

Rainbow, con una sonrisa traviesa, desbloqueó su teléfono y lo levantó en el aire como si estuviera a punto de revelar el mayor secreto de la historia. Las demás chicas, a pesar de sus resacas y dolores de cabeza, no pudieron evitar mirar con curiosidad. Twilight, sentada junto a Flash, sintió un ligero escalofrío de anticipación. ¿Qué había pasado realmente anoche? La idea de que algo vergonzoso pudiera estar a punto de salir a la luz la hacía sentirse incómoda.

—¡Aquí vamos! —dijo Rainbow, riéndose entre los dientes—. ¿Están listas?

—No, no lo estoy —murmuró Rarity, ocultándose aún más detrás de sus lentes oscuros—. ¡Por favor, no me muestres haciendo algo poco elegante!

—Demasiado tarde —respondió Rainbow con una sonrisa maliciosa—. ¡Chicas, miren esto!

La primera foto que mostró fue de Fluttershy, acurrucada en el suelo con un peluche gigante de conejo, hablando con él como si fuera real. —¡Miren una Fluttershy! —exclamó Rainbow, y las risas comenzaron a llenar la mesa.

-¡Oh, no! —gimió Fluttershy, llevándose las manos a la cara—. ¿Le habló al conejo? ¿Qué le dije?

—Algo sobre proteger el bosque y evitar que los patos hagan desastres —respondió Rainbow, riendo tanto que apenas podía respirar.

Crepúsculo no pudo evitar sonreír. La imagen de Fluttershy en su propio mundo, completamente inmersa en una conversación con un peluche, era extrañamente adorable.

—Oh, por favor —dijo Fluttershy, riéndose—. Si solo fue eso, ¡me siento mejor!

—Eso es solo el principio, chicas —dijo Rainbow con una sonrisa de complicidad. Pasó a la siguiente foto, que mostraba a Rarity en el sofá, rodeada de pañuelos y llorando como si el mundo se estuviera acabando.

"Conexiones del Corazón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora