Capítulo 41

2 0 0
                                    


Cuando Flash atravesó el portal, sintió que su cuerpo giraba en espirales descontroladas. La sensación era completamente desconcertante, como si todo su ser fuera desmantelado y reensamblado en cuestión de segundos. A pesar de la advertencia de Pinkie Pie, no pudo evitar cerrar los ojos con fuerza mientras una oleada de vértigo lo inundaba.

Finalmente, sus pies tocaron algo sólido, aunque diferente a lo que estaba acostumbrado. Abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz cegadora del sol que brillaba. Todo a su alrededor tenía un aire místico: los colores eran más brillantes, los detalles más definidos, y el aire mismo parecía cargado de una magia palpable. Al mirar hacia abajo, notó algo inesperado. Sus manos, sus brazos... ¡ya no eran humanos! En su lugar, encontró pezuñas, cubiertas de un pelaje del tono de su piel. Su sorpresa aumentó al darse cuenta de que ahora tenía alas, y no cualquier tipo de alas, sino poderosas alas de pegaso que se extendían a ambos lados de su cuerpo. "¿Qué...?" murmuró, boquiabierto, tratando de procesar el cambio radical que acababa de experimentar.

"¡Oh, por supuesto!" exclamó Pinkie Pie, que ya estaba dando saltos de alegría a su alrededor. "¡Lo olvidé! ¡Ahora eres un pegaso aquí! ¡Bienvenido a Equestria, Flash Sentry!" Su tono era tan entusiasta y despreocupado que Flash apenas podía encontrar palabras para responder.

Rainbow Dash voló rápidamente hacia él, observándolo con ojos críticos. "¿Qué te parece, Flash? ¡Ser un pegaso es genial! Aunque... vamos a tener que entrenarte un poco. No querrás estrellarte en tu primer vuelo, ¿verdad?" Su comentario tenía un tono de desafío, como si ya lo estuviera retando a una carrera que seguramente perdería. Flash, aún aturdido por la transformación, solo pudo asentir con una sonrisa nerviosa.

De repente, el sonido de pasos firmes resonó en el suelo de mármol. Guardias reales irrumpieron en la sala, con su porte imponente y armaduras relucientes. Sin mediar palabra, uno de ellos usó su magia para levantar a la princesa Twilight de donde yacía inconsciente. Flash, alarmado, intentó seguirlos, pero sus movimientos aún torpes lo hicieron tropezar. Applejack rápidamente lo calmó, poniendo su casco sobre su hombro. "No te preocupes," le dijo con voz firme pero tranquilizadora, "son los guardias reales. Van a llevarla a su habitación. Estará bien."

Fluttershy se acercó amablemente y lo ayudó a ponerse de pie. "Al principio es difícil caminar con pezuñas, pero te acostumbrarás," dijo en su tono suave y reconfortante. Flash, aún lleno de preocupación, solo asintió.

Mientras Rainbow Dash daba órdenes rápidas a unos guardias que seguían en la puerta, les dijo que fueran a buscar a Star Swirl el Barbado. "¡Barbitas es el único que puede ayudar a Twilight ahora!" exclamó con una mezcla de urgencia y autoridad. El nombre no significaba mucho para Flash, pero quería asegurarse de que Twilight estuviera bien, así que les pidió a las chicas que lo llevaran con ella.

A medida que avanzaban por el castillo, Flash tambaleaba visiblemente. Sus nuevas alas se extendían involuntariamente, lo que dificultaba su equilibrio. Afortunadamente, tanto Rainbow Dash como Fluttershy lo guiaban con paciencia, enseñándole a controlar mejor sus alas y a caminar en cuatro patas.

El interior del castillo lo dejó sin aliento. Las paredes de cristal relucían con la luz del sol, y los techos eran tan altos que parecían tocar el cielo. La arquitectura, tan majestuosa y mágica, lo hacía sentir pequeño, pero su deseo de estar cerca de Twilight lo mantenía firme.

Después de unos minutos, llegaron a una gran puerta. Los guardias reales la abrieron con precisión, y Flash pudo ver a Twilight tendida en una cama, con una pequeña venda en la cabeza. Sin pensar, corrió torpemente hacia ella, casi tropezando nuevamente, pero rápidamente se arrodilló a su lado y tomó una de sus patas entre las suyas. Se sorprendió de lo natural que se sentía a pesar de la transformación.

"Conexiones del Corazón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora