Mi Chico Perfecto | Iván Buhajeruk

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Narra Elizabeth Harrington.

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Estaba acostada en la cama con Iván. Después de arreglarnos me vestí, desayunamos y nos acostamos a dormir.
Los dos estábamos cansados, ayer ninguno durmió bien y lo podía notar en sus ojeras.

Me había despertado hace un rato pero Iván seguía durmiendo en mi pecho. Estaba haciéndole mimos en su cabello despeinado, le había quitado su gorro que ahora lo tenía yo en mi cabeza.

Mi padre y Rosalinda habían salido a una cita médica por el bebé, por lo que podría estar con Iván tranquila, por ahora.

Dejé el cabello de Iván que ya estaba bastante despinado para tomar mi teléfono, escuché un bufido molesto de parte de Iván y sin mover su cabeza movió sus manos para tomar mi teléfono y tirarlo a quién sabe dónde.

Iván- Regresa tus manos a donde estaban -en su voz ronca de dormido pude notar la molestia-

Reí y volví las manos a su cabello.

Ely- Pensé que estabas dormido -dije haciéndole mimos de nuevo-

Iván no dijo nada, solo escuché como exaló y su respiración se volvía más relajada.

Cerré mis ojos para volver a dormir.

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Desperté una hora después por lo mucho que se estaba moviendo Iván en mi pecho, seguía dormido pero no paraba de moverse.

Derrepente dejó de moverse pero se quitó de mi pecho, ahí aproveché para poder ir al baño.

Hice mis necesidades y al lavarme las manos miré mi cabello en el espejo.

Mi cabello es muy largo, ondulado, castaño claro y me llegá casi hasta el culo, pero creo que es hora de cambiar un poco mi look. Me apetece pintarlo de un marrón muy oscuro o tal vez negro, no sé si cortarlo un poco pero aún no estoy segura.

Até mi cabello en un rodete despeinado y salí del baño.

Estaba habiendo bastante frío por lo que opté por ponerme una sudadera abrigada.

Tomé mí celular que estaba en el suelo y miré la hora; 3:30 mi hora normal de salida de la Uni. ¿Qué estarán haciendo mis amigos?

Apenas estábamos a martes y yo ya quería que fuera viernes.

Tomé mí mochila y la llevé al escritorio para hacer mis deberes. El tan solo sentarme y ver mis cuadernos me llegan muchas ganas de volver a dormir. Tomé mis lentes, me los puse, suspiré y empecé.

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Eran las 6:50 y apenas yo estaba por terminar mi último deber.

Iván se había ido hace unas horas, dijo que tenia algo por hacer, ni idea que era, nunca me contaba lo que tenía por hacer así que no me inmuté en preguntar.

Cerré el libro y sin importarme el desastre en el escritorio me acosté en mi cama, después ordenaria mí escritorio.

Recibí un mensaje de Mateo.

"Hola, sé que es tarde, pero podemos vernos? Necesito algo de compañía..."

Fruncí el ceño.

¿Qué podría estarle pasando? Respondí:

"Sí pasas por mí"

Al toque recibí respuesta.