Mi Chico Perfecto | Iván Buhajeruk

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Elizabeth Harrington

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Solo han pasado dos semanas.

Dos semanas en la que he estado todo el tiempo sola. Sigo sin arrepentirme en discutir con Abril y Samantha. Es como dice Sebastián no necesito personas tan mentirosas en mi vida.

He estado yendo con Sebastián a fiestas entre semana. Aunque solo lo hago para olvidarme de Iván es lo único en lo que pienso.

Los últimos días antes sido horribles, ver a Iván todos los días lo único que me hace recordar es la manera en la que jugó conmigo y mis sentimientos, confié en él, de lo que ahora me arrepiento.

Aunque... al estar junto a Sebastián y sus amigos me siento como si fuese un trofeo.

La sonrisa que se forma en su rostro cada vez que nota la mirada de Iván es... inquietante.

Estoy agradecida con Sebastián por contarme todo, pero por alguna razón siento que no fue lo mejor.

Por suerte solo nos queda una semana de clases para las vacaciones, aunque solo sea una semana siento que podré tomar un suspiro.

Hoy es mi cumpleaños, y aunque no quiera celebrarlo Sebastián insistió en que fuéramos a un boliche.

Estaba mirandome en el espejo poco convencida de mi atuendo cuando escuché el auto de Sebastián.

Bajé después de tomar mi bolso, caminé hasta el auto de Sebastián y me subí.

Sebastián- Hola, linda -dejó un beso en mi mejilla casi llegando a la comisura de mis labios. Frencí levemente el ceño por su acción sin que él lo notara- Feliz Cumpleaños, hermosa-

Ely- Gracias -sonreí a boca cerrada-

En el camino Sebastián iba hablando sobre cosas a las que no encontraba muy interesante, pero cada tanto opinaba.

Escuché su teléfono sonar, lo tomó y atendió la llamada.

Una gran sonrisa se formó en sus labios y cambió de dirección el auto. fruncí el ceño y lo miré confundida. Cerró la llamada y al notar mi expresión habló.

Sebastián- Iremos a otro lugar -giró su cabeza para mirarme- Está noche será divertida-

Asentí sin estar segura a lo que se refería.

Al llegar lugar nos bajamos del auto. Desde fuera podía notar el olor a alcohol y el fuerte sonido de la música.

Sebastián metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones y empezó a adentrarse en la gran casa. Caminé detrás de él, intentando no perderlo de vista.

Parecía que quería ir exactamente a un lugar, porque no dejó de caminar hasta que nos acercamos a una esquina de la casa, antes de llegar  sacó su derecha mano del bolsillo y la entrelazó con la mía.

Bajé mi vista a su mano y me jaló con su mano para seguir caminando.

No quité mis ojos de su mano. Era un sensación bastante extraña.

Al sentir que frenó en algún lugar levanté la cabeza para que mis ojos terminaran justo en los de Iván que estaba viéndome entre confundido y sorprendido.

Quería desviar los ojos, si fuera por mí haría como que no existiera, cosa que estuve haciendo los últimos días, pero por alguna razón era imposible quitar los ojos de Iván.

En ese momento parecíamos ser solo él y yo. Mi corazón como siempre quería aferrarse a Iván, quería correr a sus brazos y quedarme allí toda mi vida, mi corazón todavía tenía la esperanza de que todo esto fuera una mala pesadilla que terminaría en algún momento.