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Narra Elizabeth Harrington.

Después de un fin de semana con Iván, me dejó en casa el domingo por la noche.

Por desgracia, el lunes llegó, y tuve que arrastrarme fuera de la cama para enfrentar el día.

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Encontré a Sebastián cerca de la cafetería, apoyado contra la pared mientras revisaba su celular. Me acerqué lentamente, con el corazón latiendo a mil por hora. No sabía cómo iba a empezar esa conversación sin sonar desesperada.

Ely- Hola, Sebastián, ¿puedo hablar contigo un momento? -pregunté con una voz que sonó más nerviosa de lo que pretendía-

Iván no quería decirme nada, entoces tendría que descubrirlo por mi cuenta.

Él levantó la vista y me dedicó una sonrisa que no era del todo amigable, más bien parecía que esperaba algo interesante.

Sebastián- Claro, Elizabeth. ¿Sobre qué? -dijo guardando el teléfono en su bolsillo y cruzándose de brazos-

Miré alrededor para asegurarme de que no había nadie cerca antes de susurrar.

Ely- Sobre la apuesta… creo que tu propias ayudarme con eso-

Sebastián arqueó una ceja, claramente sorprendido por mi pregunta, pero luego esa sorpresa se convirtió en una sonrisa maliciosa. Me estremecí un poco, sabiendo que no era buena señal.

Sebastián- Creo que recuerdo haber hablado contigo sobre eso en una fiesta hace mucho -dijo con una ceja alzada-

Ely- Ese es el problema, en ese momento estaba borracha, no te presté atención -digo nerviosa-

Asintió con una sonrisa bastante grande.

Ely- Quiero saber si es verdad, si Iván... si él hizo una apuesta y yo qué tengo que ver allí -mi voz casi se quebró al decirlo-

Sebastián soltó una risa seca y negó con la cabeza.

Sebastián- Mira, Elizabeth, no sé por qué te sorprendes tanto. ¿De verdad creías que él se interesaría en ti por las razones correctas? -dijo con un tono que me hizo sentir pequeña, como si estuviera burlándose de mí-

Antes de que pudiera responder, escuché pasos acercándose. Me giré y ahí estaba Iván, con una expresión dura y enfadada. No sabía cuánto había escuchado, pero definitivamente no parecía contento.

Iván- ¿Qué mierda haces aquí, Sebastián? -preguntó Iván, sus ojos llenos de desconfianza- ¿No te bastó con la última paliza? -su voz cambió a un tono burlón-

Sebastián sonrió, como si hubiera estado esperando esta reacción.

Sebastián- Nada, solo hablando con Elizabeth. Parece que ella tiene curiosidad sobre cierta apuesta -dijo imitando su tono-

Maldije en mi mente. No tendría que haber dicho eso.

La tensión en el aire era palpable. Iván se acercó y me tomó de la muñeca, no con fuerza, pero lo suficiente para indicarme que quería que me fuera con él.

Iván- No tienes nada que hacer aquí, Sebastián. Déjala en paz, -dijo, su voz baja pero amenazante-

Sebastián- Ella fue la que se me acercó -soltó una risa amarga- ¿Por qué, Iván? ¿Tienes miedo de que se entere de la verdad? -dijo con una sonrisa-

Mi vista se levantó para enfocarme en Iván, note como tragó fuerte y su mandíbula se tensó-

Quería respuestas, pero no quería que Iván reaccionara mal. Justo cuando estaba a punto de decir algo, Iván tiró de mi mano y me hizo caminar con él hacia la salida, ignorando cualquier resistencia de mi parte.

Mi Chico Perfecto | Iván BuhajerukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora