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Narra Iván Buhajeruk.

Cuando caminé a sillón con los vasos, note que Ely había dejado su chaqueta en sobre el respaldo del sillón, quedando solo con su vestido.
Me acerqué y ella extendió su brazo para tomar el vaso.

Nos quedamos, cada uno bebiendo un sorbo de su bebida, pero sin despegar la mirada.

Había algo en la forma en la que ella me miraba que me hacía sentir expuesto, como si pusiera ver todo lo que había estado ocultando. Pero en lugar de incomodarme, me atraía más esa forma de mirarme.

Ely- ¿Te dije alguna vez que me gusta tu depto? -dijo mirando todo el piso-
Es... tranquilo, me agrada-

Iván- Y sin Rosalinda me imagino que eso también es un alivio -reí por lo bajo- 

Ella rió, pero luego sus ojos se fijaron en los míos, y el ambiente denso que habíamos logrado mantener rápidamente cambió a uno más denso. Sentí que el espacio entre nosotros se acortaba, como si el mismo aire nos empujara a acercarnos.

Llevé mi mano a su rostro para apartar un mechón y poder tener una mejor vista de su hermoso rostro, y cuando mis dedos tocaron su piel, ella cerró los ojos lentamente como si estuviera disfrutando de mi tacto.

Iván- Me gusta tu cabello así -murmuré sin pensarlo-

Ella abrió sus ojos y me miró con los labios ligeramente abiertos, como si estuviera a punto de decir algo, pero no sabía como expresarlo.

Ely- Pensé que no te había gustado... -murmuró viéndome a los ojos-

Iván- Eso fue una tontería mía. Solo... me tomó por sorpresa, eso es todo -respondí con mi mano aún acariciando su mejilla- Pero ahora no puedo dejar de pensar lo bien que te queda el negro-

El lugar se llenó de una tensión imposible de ignorar.

Mis dedos se deslizaron de su mejilla hasta su mentón, y antes de darme cuenta, ella estaba más cerca, sus labios a centímetros de mis labios. Casi podía sentir su respiración cálida y lenta en mi piel.

Ely- Iván... -susurró mirando mis labios con una mezcla de necesidad y deseo- No quiero que esto termine -suplucó y subió sus ojos clavándolos en los míos-

Sin pensarlo más corté el espacio entre nosotros, atrapando sus labios en los míos en un beso lento, pero lleno de todo lo que había estado reprimiendo. Sentí sus manos aferrarse a mi remera acercándose más y haciendo el beso más profundo, más urgente, como si estuviéramos compensando todo el tiempo perdido.

El sabor de sus labios, la suavidad de su piel, todo era abrumador, pero en el mejor sentido posible.

Nos separamos solo para tomar aire, pero la distancia de nuestros cuerpos seguían siendo la misma, aunque ninguno se movía, como si temieramos romper el momento.

Sus labios volvieron a buscar los míos, no lo dude, la atraje hacia mí sintiendo como su cuerpo se acomodaba perfectamente sobre el mío.

Sin pensar demasiado, dejé que mis manos recorrieran su espalda mientras ella se pegaba más a mí. Todo lo demás desapareció, solo éramos Elizabeth y yo en ese momento.

Nuestro cuerpos se movían con sincronía torpe, pero intensa.

Seguíamos sentados en el sillón, pero sin dejar de besarnos me levanté del sillón, y con Ely rodeando mi cintura con sus piernas subí a mi habitación.

En la cama me incliné hacia adelando dejando caer suavemente en la cama colocandome sobre ella sin dejar caer mi peso.

La luz de la luna que entraba por la ventana apenas iluminaba la habitación, volvimos a juntar nuestros labios en un beso lento, profundo y completamente lleno de deseo.

Elizabeth deslizó sus manos dentro de mí remera levantándola hasta quitárla. Hice lo mismo con su vestido. El sentirla tan cerca y la calidez de su cuerpo siempre me es una invitación a perder completamente la cordura.

Mis recorrieron suavemente su cintura subiendo hasta sus costillas, sentí sus manos tirándome acercándome más a ella.

Iván- Eres hermosa -murmure dejando un par de besos mojados por su cuello-

Poco a poco cada prenda fue desapareciendo, y el espacio entre nuestros cuerpos  fue reduciendo hasta que no quedó nada que nos separara.

Separé sus piernas para meterme en medio de estas y enredar sus piernas en mi cadera, y cuando nuestros cuerpos se juntaron completamente se sintió como si estuviera en la maldita gloria.

Nuestras caderas se movían en un ritmo que ninguno dudaba en seguir por la necesidad de tenernos el uno a otro.

La habitación estaba en completo silencio, execto por nuestras respiraciones agitadas, nuestros jadeos y el sonido de nuestras pieles chocando entre sí.

Dejé mis manos recorder sus curvas y cada parte de su cuerpo.

Ely- I-Iván... -dijo entre jadeos-

Entendí a la perfección lo que quería, entonces me moví más rápido.

Dejé mis manos acariciar su cintura deteniéndome un segundo al sentir como se estremecía por mi tacto. Luego subí mi mano levemente hasta sus pechos, provocando que Elizabeth soltara más gemidos, con sus manos al los lados de su cuerpo apretando las sabanas.

Los besos se hicieron presentes nuevamente más desesperados, como si intentaranos comunicarnos a través del deseo.

Me paré del beso y llevé las manos de Elizabeth a mi espalda.

Acercaré el ritmo al sentir que estaba a punto de llegar.

Ely- I-Iván... -gimió, arañando levemente con sus uñas mi espalda-

Nuestros ojos se encontraron, y por un segundo todo pareció detenerse.

Me concentré en su cuello, dejando besos y mordiscos, sin importarme que queden marcas.

Seguí escuchando mi nombre salir entré jadeos de la boca de Elizabeth cerca de mi oído.

Por fin llegamos.

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Seguimos en lo nuestro un tiempo buen más hasta estar cansados y acostarnos a dormir.

Me dejé caer suavemente en su pecho hundiendo mi cabeza en su cuello con la respiración pesada por lo cansado que estaba.

Iván- Elizabeth... -murmuré, porque las palabras que tenía para decir se ahoragon en mi garganta-

Ella besó mi mejilla haciéndome entender que no necesitaba decir nada.

Ely- Solo descansa -susurró en mi oído, haciendo mimos en mi cabello-

No dije nada, la abracé fuerte y hundí mi cabello entre el hueco de su cuello haciendo que su aroma entre en mi nariz.

Al sentir que Ely se durmió después de un rato sentí una paz que no había experimentado hace mucho tiempo. Pero también una sensación de miedo, porque tal vez esto no dure para siempre, y todo por mi culpa

Habían cosas que tenía que decirle, cosas que temía que pusieran arruinar todo lo que habíamos compartido, y no solo esta noche.

Pero por ahora decidí quedarme en el momento, disfrutando el calor de su cuerpo y el sonido de su respiración calmada.

Mientras la observaba dormida, pensé en cuanto odiaría la idea de perderla por culpa de una apuesta.


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Tercer cap de hoy.

Hice maratón porque me desaparecí como 2 semanas.

Gracias por leer y votar.

Bye ♡

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Mi Chico Perfecto | Iván BuhajerukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora