Capítulo 29

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Me encontraba con la persona menos placentera de mi día, y eso dice mucho ya que me topé con la señora grosera de la farmacia también.

Rebecca estaba sentada frente a mí en una de las mesas que se encontraban en un pequeño jardín bajo muchos árboles donde estudiantes podían pasar el rato, el ambiente les ayudaba a estudiar, o podían estar haciendo una asignatura en equipo como nosotras.

—Me parece que pierdo mi tiempo con estas cosas —me deja saber ella, bebiendo de un batido verde, de esos en los que la espinaca, el apio o el aguacate eran los ingredientes principales.

Además de que llega tarde, ahora también se queja de que pierde el tiempo; ya sabrá mucho ella de tiempo valorado.

—Bueno, es nuestra asignatura —me limité a decir, golpeando con gentileza mi bolígrafo contra el cuaderno y dándole esa mirada de «No hay de otra». Me quito los lentes por un segundo para limpiarlos—. Ahora dime, si yo necesitara a alguien profesional que me ayudara con un ensayo para cualquier asignatura, ¿a dónde recomiendas que vaya?

—Al décimo grado porque si a esa edad no sabes cómo componer un ensayo correctamente, no sé qué haces aquí —apreté el bolígrafo un poco más, presionando mis labios por unos segundos.

—Necesito respuestas que sean menos sarcásticas, a menos de que nuestra profesora te quiera dar la razón.

—Okey —se queja como si le doliera el cuerpo entero, acomodándose mejor en su lugar y lanzándome una mirada profunda con sus ojos mieles. Ella sabe que nuestra profesora no es mucho de chistes, y aunque lo fuera, es más profesional que bromista—, supongo que al centro de redacción de la sexta avenida.

— ¿Sexta avenida? —pregunto por impulso ya que aún no reconozco las calles con facilidad.

—Búscalo en el mapa —musita y bebe de nuevo.

—Vale —alargo con un suspiro, alzando una ceja, escribiendo la respuesta y continuando con la siguiente pregunta—. Si tengo problemas con personas a mi alrededor, y digamos que llegara a necesitar a alguna autoridad, ¿quién sería la mejor opción para mí?

—Obviamente depende cuál es el problema. Ir con la policía del área resuelve como el ochenta por ciento de los problemas, y si sucede en el edificio donde vives entonces deberías ir con...

—Oh, no —la interrumpo y sus ojos mieles con mucho rímel en las pestañas me ven extrañada—, recuerda que vivo en frente de la madre de Frank, en una casa, entonces las residencias no serán un problema para mí.

—Ah —emite en un tono bajo, me observa como si acabara de unir dos piezas y asiente—. Lo siento, es que no acostumbro a hablar con gente del primer año con padres súper ricos que logran comprarles una casa.

Fruncí el ceño.

—Uhm... no es solo para mí, no soy la única.

—Da lo mismo.

—No, de verdad que no —dejo el bolígrafo sobre mi cuaderno e intento encontrar las palabras adecuadas—. Digo, sí, mis padres la compraron, y mi hermano y sus amigos viven ahí también...

— ¿Vives con cuántos chicos? —alzó la voz en un tono de asombro. Se rio un poco y me dio una mirada indiscreta de arriba a abajo. Esta conversación le estaba divirtiendo.

—No importa. Nada de eso importa, de hecho. Sólo dime con quién debo ir si tengo problemas...

—Greeicy, eso es tan fuera de lo ordinario para muchos —comienza a hablarme como si fuéramos mejores amigas.

— ¿Qué es?

—Vivir con un montón de chicos. Yo lo hice una vez porque no tuve de otra, y sé lo que dicen sobre esa clase de chicas.

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⏰ Última actualización: 17 hours ago ⏰

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