Capitulo XVII

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Anthony.

Es solo cuando la sala se desocupa, tras acabar la reunión, que puedo respirar con tranquilidad de nuevo.

Inhalo tal bocanada de aire tan profunda que cualquiera pensaría que acabo de emerger después de una eternidad bajo el agua, luchando por no ahogarme. Supongo que el gesto resulta tan exagerado, que Jonathan y Sharick —los únicos que quedan conmigo— esbozan esa misma sonrisa molesta e irritante de diversión.

—No. Digan. Nada —gruño, intentando mantener la poca concentración que me queda.

Siento la cabeza dándome vueltas, pero esta vez no es por el alcohol. Mis instintos están retomando su lugar después de una tortuosa hora de caos emocional y hormonal. Maldita ojiazul, que aunque esté a kilómetros de distancia, siempre se ven tan claros, tan jodidamente distinguibles con ese azul marino nítido.

—Parece que te han lanzado un balde de agua fría —comenta Sharick, ignorando mi advertencia como de costumbre.

Y no puedo negar que me siento justo así. Jonathan disimula una sonrisa, y yo ruedo los ojos. Prefiero cuando están a punto de matarse tras otra hora de interacción. Porque, cuando se alían con un objetivo común —que casi siempre soy yo—, son peor que un maldito chili en el trasero.

—Son insoportables —mascullo mientras me levanto, resoplando, y me dirijo a la puerta.

—Quizas deberías esperar unos minutos a que Tiana se vaya —dice Jonathan tras de mí, en un tono divertido que no habia escuchado en siglos—. Solo digo; es para que no te ahogues de nuevo.

Le saco el dedo medio.

—¿A qué esperas? —le pregunto cuando no se levanta—. Vamos.

No lo admitiré jamás, pero necesito apoyo.

—No me voy a ir, Anthony —aclara con calma—. Sharick y yo tenemos que organizar algunos detalles de la competencia del próximo mes en Australia.

Los miro entrecerrando los ojos, y ellos me devuelven la mirada con la misma indiferencia. Abro la boca para replicar que esa es una pésima excusa, considerando que todo ya estaba planificado desde hace meses, porque fui yo mismo quien los ayudó  y se metió en medio cuando se lanzaban dagas verbales y no podían ponerse de acuerdo. Pero me detengo; mi energía social está agotada. Así que, en lugar de discutir, simplemente asiento y salgo de la sala.

Considero ir a la habitación de Queen Party, pero descarto la idea de inmediato por dos razones: La primera, porque ya estuve allí antes de entrar a esta torre y encontrarme con la deprimente escena de Jonathan y Tiana llorando en las escaleras. Y la segunda, porque no tengo ganas de escuchar otra vez a Alexandra discutir con su compañera de habitación. Me bastó verla lamentarse por no haber aceptado mi oferta de sacarla para que pudiera tener la habitación solo para ella.

Sé muy bien lo que se rumorea en las páginas amarillistas y que rondan por todo internet: que le soy infiel a mi prometida con Alexandra. Pero nunca me ha importado lo que diga la prensa, y parece que a ella tampoco. A pesar de todos los chismes que giran alrededor nuestro, no quiero alejarme de ella. Alexandra se ha convertido en la única compañía que soporto, incluso más que Lauren. Hay algo en ella que me hace sentir cómodo, como si cualquier cosa que le dijera, ella la entendiera a la perfección.

Y lo más extraño es que lo hace. Incluso con su cara de culo. Pero he aprendido que esa expresión es parte de su encanto.

Hace unas horas, cuando llegué a su habitación porque me había citado aquí —razón por la cual asistí a la reunión en primer lugar—, me contó lo que había sucedido en la reunión de esa semana y me amenazó con no asistir al próximo Circuito si no le daba un día concreto para una reunión. Al final, tuve que acceder. Al menos, me dejó elegir la fecha, lo cual se agradece. Así que, sí, cuando le dije a Tiana el veinticuatro, Alexandra ya lo sabía. Ahora solo me queda esperar a ver quién de las dos se adelanta a informarlo.

La Oscuridad De Anthony [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora