Capitulo XIII

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Anthony.

Cuando comenzó el año, me fijé muchos propósitos: beber menos, ser más responsable con mis obligaciones, ser más amable, conocer mejor a mis parejas sexuales, y, sobre todo, crecer, tanto en lo personal como en lo profesional.

Ahora, a menos de tres semanas para terminar el año, me doy cuenta de que solo he cumplido el último. Bueno, y también lo de mis parejas, ya que he reducido considerablemente mi frecuencia semanal de encuentros casuales desde que... bueno, desde que tengo novia. Prometida.

Sí, finalmente hicimos oficial el compromiso, y ahora Lauren lleva un bonito anillo de compromiso, con una piedra carísima que ella misma eligió. Sus padres casi dieron un salto cuando, el mes pasado, en noviembre, notaron el anillo. Y no tardaron en poner el grito en el cielo cuando, después de una sesión de preguntas insistentes, lograron sonsacarnos el precio.

Podría jurar que vi signos de dólar reflejados en sus pupilas.

Mi familia, por otra parte, se limitó a sonreír —aunque sospecho que no fueron genuinos, excepto Anthonio—, y felicitarnos. Luego siguieron con la velada tan normal como si los Durant no se hubieran puesto a parlotear acerca de cuan pronto debería ser la boda. Pero lo cierto es que Lauren y yo decidimos que queríamos un compromiso largo, así que no tenemos fecha todavía.

A sus padres no les sentó muy bien eso, por cierto. Pero a mí me dió bastante igual.

Así que, sí, ahora que estoy aquí en la inauguración de la academia, estoy tan aburrido como una ostra, que pensar en estupideces como mis metas del año y mis estúpidos suegros me parece una mejor opción que prestar atención al reportero que tengo en frente y que no ha dejado de hacer preguntas desde... En realidad, no sé cuánto carajos hace desde que estoy aquí.

Por suerte, Lauren es toda una experta en este tipo de eventos; ha respondido a cada pregunta con una sonrisa radiante, orgullosa y amable, así que mi desconexión no ha sido tan evidente... O eso creía yo, hasta que el reportero me pone el micrófono prácticamente en la nariz y el camarógrafo, el lente casi en la mejilla.

«Joder, ¿qué fue lo que me preguntó?»

—¿Me repites? —pregunto, mirándolo con lo que podría verse como una confusión inocente.

El suelta una risita baja y Lauren, a mi lado, lo imita.

—Quería saber cómo te sientes ahora que eres un hombre comprometido —dice el hombre—. Estoy seguro que muchísimas chicas estarán llorando en éste momento.

Enarco una ceja, poco impresionado por su elección de palabras.

—Fuera del alcance estoy desde hace más de dos años —digo secamente, y el codazo disimulado que me da Lauren es suficiente para saber que no debí decir nada.

—Y un tiempo poco antes de eso también —recalca el entrometido— ¿Quieres contarnos a todos como es que pasaste de besar a una porrista tras un gran gol a estar comprometido con una esculturista?

Me cuesta mucho —demasiado— mantener una expresión neutral para no estallar en furia frente a la cámara.

¿Es que no tiene prudencia?, ¿como puede preguntar eso sabiendo que mi prometida está a mi lado? Imbécil. Odio a los reporteros.

—Suerte, supongo —respondo un poco rígidamente, pero él, si lo nota, finge que no es así.

—Pero dinos, ¿si con Tiana Müller hubiera funcionado, sería ella quien llevara ese anillo de compromiso o ya tuviera una alianza?

«Una alianza». Descarto, ignoro y pisoteo ese pensamiento, empujándolo hacia lo más profundo de mi ser, y me concentro en el periodista, fingiendo una calma que no siento y sin estar muy seguro de si me funciona o no.

La Oscuridad De Anthony [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora