8. Magia

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Finalmente atracaron en Sainte-Marie, pero Sunoo no tuvo mucho tiempo para explorar cuando él y la tripulación fueron desviados hacia Madagascar.

Era todo y nada a como Sunoo lo había imaginado.

En lugar de tomar un bote, Sunghoon había prestado un barco más pequeño que ya estaba atracado en Sainte-Marie (Sunoo se enteró después de que el barco también le pertenecía a Sunghoon), y ahora estaban atracados en una bahía por Mahajanga, un puerto marítimo en las orillas de la isla. Estaba en el lado más cercano a lo que Sunoo sabía tenía que ser África. Mozambique, Jungwon le informó. Sunoo nunca antes había oído hablar de ese lugar, pero sonaba a que era cálido y exótico, lo cual él estaba empezando a preferir al clima lluvioso y constantemente diferente al que estaba acostumbrado en Inglaterra.

Ya que Sunoo sabía tan poco sobre la isla, decidió quedarse cerca de Sunghoon una vez que la tripulación empezó a dejar el barco para explorar por sí mismos. A Sunghoon no pareció importarle, contestaba pacientemente las preguntas que Sunoo hacía y le explicaba todo detalladamente. Decir que Sunoo estaba asombrado era probablemente un eufemismo. Él estaba experimentando una especie de impacto cultural, con todas las nuevas personas e idiomas.

Sin embargo, lo que más le había sorprendido, era ver cómo Sunghoon interactuaba con las personas. Era amable, sonreía, bromeaba y parecía estar a gusto, más de lo que Sunoo había visto en él. También descubrió que Sunghoon hablaba con fluidez francés, el idioma que las personas en la cuidad principalmente hablaban. El idioma oficial era el malgache, pero por razones comerciales, las personas hablaban francés.

Los dos ahora se encontraban caminando por las calles de la cuidad juntos, sus nudillos se rozaban de vez en cuando, aunque ninguno hacía ningún movimiento para tratar de evitar que esto pasara.

—¿Qué hay sobre la religión? —Sunoo preguntó cuando vio a una mujer rezando mientras miraba al cielo, sus labios murmuraban una oración en Francés.

—La misma que tú. —Sunghoon respondió.— Un único Dios al que adorar. También tienen valores. Fihavanana, vintana y tody. Solidaridad, destino y karma. También creen en Hasina, que es el, uh, el concepto de santidad y autoridad imbuida en la cultura tradicional. Algo así.

La manera en la que Sunghoon hablaba sobre eso revelaba su verdadero interés en el tema, pero había un trasfondo que hacía sentir a Sunoo incómodo, como que algo no estaba del todo bien.

—¿La misma que yo? —repitió, como si fuera una clara representación de lo que estaba intentando preguntar.— ¿Entonces tienes una religión diferente?

Sunghoon negó con la cabeza, con una expresión seria.

—No creo en un Dios. No porque me parezca inverosímil, sino porque no quiero creer en Él. ¿Quién querría creer en un hombre que mata a niños pequeños, hiere a personas inocentes, los hace vivir en las peores condiciones imaginables? —se detuvo un momento.— No quiero adorar a un hombre así.

Y todo en lo que Sunoo podía pensar, era en lo completamente diferente que Sunghoon era. Era tan sin esfuerzo él, casi parecía increíble. Tenía que ser el único hombre en la tierra que no creía en Dios, que no rezaba y que no lo seguía a Él. Sunoo estaba seguro de que ese era el momento decisivo para él, que desde ese momento sus sentimientos empezaron a desarrollarse. Aunque no lo sabía en ese momento.

Antes de que pudiera responder, una pequeña niña de repente pasó corriendo, tropezando justo cuando pasó junto a ellos. Cayó justo a los pies de Sunghoon, y Sunoo no estaba realmente seguro de lo que esperaba, pero detestó su propia sorpresa cuando Sunghoon se agachó para estar al nivel de la niña.

Bonjour. —dijo, sin una pizca de acento Inglés.— Est-ce que ça va?

La niña se veía al borde de las lágrimas, mientras sacudía su cabeza. Por el poco Francés que Sunoo sabía, asumió que Sunghoon acababa de preguntarle si estaba bien.

A sea without water, a compass without direction ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora