2. Cursos

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Terminología importante en este capítulo:

» Alcázar: la cubierta superior detrás del mástil principal de un barco.

Fue horas más tarde, cuando la luna brillaba a través de las ventanas, que el Capitán Park regresó de nuevo. Durante todo ese tiempo, Sunoo había permanecido atado a la cama, la muñeca le dolía tanto como la espalda debido a que había pasado en la misma posición por horas. Se había aburrido bastante, y ahora estaba en el punto de que ver una pintura frente a él contaba como entretenimiento. Ésta se balanceaba suavemente junto con el mar. Tampoco era muy buena. Casi como si un niño la hubiera hecho. Las líneas estaban un poco garabateadas, los colores más oscuros se encontraban en los que parecían ser los lugares menos lógicos. Sunoo asumió que la pintura debía tener alguna clase de valor sentimental para el Capitán Park, puesto que no podía entender el por qué alguien se la dejaría por su aspecto. A él, sin duda, le resultaba difícil imaginar que el Capitán sabía siquiera lo que era valor sentimental, ya que hasta ahora solo había mostrado su fría y arrogante fachada, y nada que Sunoo pudiera clasificar como las emociones normales de una persona.

Lo primero que Sunoo olió cuando el Capitán regresó, fue el alcohol. Estaba borracho, y aunque Sunoo no lo iba a admitir, tenía miedo de lo que iba a pasar. Solo podía esperar que el Capitán no fuera un borracho enojón como él suponía, sino alguien mucho más divertido.

Cuando el Capitán Park abrió la puerta, se detuvo momentáneamente y miró a Sunoo con el entrecejo fruncido. Parecía haberse olvidado de él por su estado de embriaguez y Sunoo casi se sintió ofendido.

—Todavía estás aquí. —murmuró. Sunoo percibió vergüenza.

—Es un poco difícil irse cuando tu mano está atada a una cama, ¿No? —Sunoo espetó. Recibió una mirada calculadora, como si el capitán estuviera analizando sus palabras. Luego se encogió de hombros despreocupadamente, como si las palabras de Sunoo no le importaran, lo que probablemente era cierto.

—Esperaba que ya te hubieras escapado de la cuerda. —Park dijo, cerrando la puerta y tropezando dentro de la cabina.— Pareces ser ese tipo de persona.

Sunoo no estaba seguro de si eso era un elogio o no, pero decidió tomarlo como uno para no hacer la situación innecesariamente más difícil.

—Estás borracho. —luego decidió que eso era lo más inteligente que decir.

—Sí. —el capitán simplemente admitió, acercándose a la cama y sentándose en el borde. Sunoo inmediatamente empujó las piernas contra su pecho. Si el capitán lo había visto, lo ignoró.

Park se quitó la casaca y la tiró sin cuidado al suelo. Ver al hombre ser tan descuidado con su ropa, casi hirió a Sunoo. Pero eso rápidamente desapareció cuando él prosiguió con desabotonar su camisa, tirando la prenda de vestir sobre la casaca. Sunoo no pudo evitar mirarlo, aunque con un poco de vergüenza. El capitán tenía muchos tatuajes los cuales, sin duda, eran hermosos. Algunos parecían un poco tontos, aunque, para ser justos, a Sunoo nunca le habían gustado los tatuajes, así que quizá no era el indicado para hacer un comentario crítico. Aunque sin duda podría acostumbrarse a ellos. Definitivamente.

Si el capitán no fuera un imbécil, claro.

—Mirar fijamente es descortés. —Park farfulló, procediendo a quitarse las botas, sin molestarse por la mirada de Sunoo.

—¿Se supone que debo cerrar los ojos? —Sunoo respondió, con sarcasmo goteando de cada palabra. Ahora que el capitán estaba ebrio y él estaba complemente de mal humor por la poca comida que le habían dado (que era nada), se sentía un poco más valiente en cuanto a las palabras que usaba y el tono en el que las decía.

A sea without water, a compass without direction ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora