23. Separados

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No había muchas cosas en la vida de Sunoo de las que estaba seguro. Había pocas cosas seguras, como que nunca podría regresar con su familia, que Sunghoon era el único, que estaba hecho para navegar, y que estaba embarazado.

No había ninguna duda de estas cosas. Es cierto que lo último había sido una certeza las últimas cuatro semanas, pero era una certeza de todos modos. Empezó cuando Sunoo había estado teniendo náuseas y en algún momento, empezó a vomitar en las mañanas. Si a eso le añadimos el cansancio y el mal humor, había sido más que obvio que Sunoo estaba más que un poco enfermo.

Sin embargo, no eran solo los síntomas. Sunoo, de alguna manera, lo sabía. Sabía que estaba embarazado.

No le había dicho a Sunghoon todavía. De hecho, no le había dicho a nadie. No era una cuestión de confianza, era cuestión de placer personal. Sunoo disfrutaba el hecho de que estaba embarazado, que había un bebé creciendo dentro de él; estaba cargando el bebé de Sunghoon, su hijo o hija.

En secreto, Sunoo esperaba tener un hijo. Un hijo podría hacerse cargo del barco algún día, convertirse en el siguiente capitán de la Odisea Maldita. Un hijo tenía permitido estar en los mares. No obstante, una hija era una historia completamente distinta. Las mujeres no tenían permitido navegar en los mares, al menos no con piratas, lo que significaría que la dejarían en una casa o en un orfanato, o que Sunoo tendría que dejar la tripulación; que tendría que dejar a Sunghoon. Pero Sunoo sabía que nunca dejaría a su hijo, ni siquiera por la persona que tenía que ser su alma gemela.

Pero nunca le pediría a Sunghoon que se fuera con él si tenía que irse. Nunca le pediría a Sunghoon que abandonara su tripulación, su vida, todo por lo que había peleado. La Odisea Maldita y su tripulación, eran el orgullo y la vida de Sunghoon, y Sunoo no podría pedirle nunca que lo abandonara.

A pesar de sus esperanzas, algo dentro de Sunoo sabía que no iba a ser un niño. No podría apostarlo, pero de alguna manera, sabía que iba a ser una hija.

Tal vez fue ese pensamiento, el que le impidió contarle a nadie. Era aterrador el pensar en dejar la vida que tanto deseaba, el hombre al que tanto deseaba y los hombres a los que consideraba una familia. No quería perderlo, no quería ganar un hijo y perder a todos los que amaba en el proceso.

Una parte de él sabía que estaba siendo egoísta. Sunghoon también merecía la felicidad de tener un hijo. El pensamiento de tener un hijo, la pura alegría que Sunoo sintió, Sunghoon lo merecía tanto como Sunoo.

Sin embargo, no era el momento de decirle a Sunghoon porque él estaba concentrado en otras cosas. Tan pronto como estuvieran navegando de nuevo y fuera un día tranquilo, Sunoo se lo diría, pero por ahora, mantuvo silencio, simplemente porque sabía que tan pronto como se lo dijera, el capitán dejaría todo botado en un instante para centrarse en Sunoo y su bebé, para mantenerlos a salvo. Los volvería su prioridad número uno, y Sunoo no podía dejar que se concentrara en eso.

En lugar de eso, tenía que centrarse en el negocio secreto del que se estaba encargando. No le dijo mucho a Sunoo, solo le dijo que era algo de su pasado y que no debería preocuparse por ello. Claramente no quería decirle a Sunoo, al menos no todavía, así que Sunoo no le insistió más y se lo reservó, esperando a que Sunghoon decidiera el momento correcto para decírselo. Tenían tiempo.

Por el momento, estaban atracados en Nantes, una ciudad portuaria en la costa del Atlántico en Francia. Estaban a una semana de llegar a Inglaterra, y para Sunoo, se sentía extraño. El saber que su familia estaba tan cerca, pero aún así tan lejos, era un sentimiento indescriptible. La mayoría de las veces se encontraba mirando en dirección a Inglaterra, queriendo saber sobre su familia, sobre sus hermanas y madre. Sabía que Sunghoon estaba consciente de ello, de su nostalgia y, algunas veces, besaría silenciosamente su frente, apretaría su mano y le daría un tiempo a solas.

A sea without water, a compass without direction ⪼ SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora