Epílogo.

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𝑷𝒆𝒅𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒃𝒍𝒐.

Después de una semana, había salido de el hospital. También he estado yendo a terapia, y eso me hacía sentir un poco más tranquilo. Y más por que bosco iba conmigo, los dos habíamos decidido mejorar, lo necesitabamos más que nada.

—¿Qué es lo que piensas? —preguntó la psicóloga sacandome de mis pensamientos.

—En el futuro...¿Qué haré con mi vida? Creo que no suele tener respuesta con esto, pero también pienso en mamá...

—¿Qué piensas de ella?

—Pensé que mejoraría nuestra relación, pero me he dado cuenta que ya no puedo hacer nada, para arreglarlo.

—Ella no tenía la culpa de ya no sentir el mismo cariño que te daba antes, pero si de como te trató, aún sabiendo todo el poder que tenía de dañarte.  Todo es temporal, menos lo que has logrado, eso queda guardado en tu memoria para siempre. Estaras en paz cuando sepas que estresarse por; por lo viejo, lo malo, lo que se va o se queda, no vale la pena. Es hora de soltar y empezar a enfocarte en ti.

«Tienes que soltar el pasado, por que tal y como lo digo es pasado...es solo eso, los recuerdos malos dejara de existir en tu memoria, y empezaraa a tener cada recuerdo bello en el latido de tu corazón, no eres un cobarde, ni frágil, ni nada. Eres más de lo que crees, demuestras fuerza y valentía y tienes que sentirte orgullosa de ti, no esperes que otra persona tenga que hacerlo, el ver por ti primero después de olvidarte por un tiempo, no significa que seas un egoísta, solo tu sabes quien eres.

Escuchar cada palabra me hacía sentir más tranquilo, quiza un psicólogo no arregle tu vida por arte de magia, tienes que hacer tu máximo esfuerzo por tratar de hacerlo tu mismo.

—Gracias por esto, nos vemos la próxima semana —contesté con una sonrisa.

Me paré de ahí algo cansado, esta vez Bosco no pudo acompañarme, ha estado algo ocupado, así que prefiero no interrumpir.

Al llegar a casa, noté a toda mi familia ahí platicando. Pero no la vi a ella.

—Hola pepa, que bueno que llegaste, ¿Cómo te fue? —pregunto mi tía paz

—Me ha ido bien —respondí con una sonrisa a medias.

De pronto mamá salió del cuarto para mirarme con sus ojos llorosos.

—¿Podemos hablar? —mire a mi tía en busca de respuesta y ella solo asintió.

—Esta...bien.

Caminamos hacia el cuarto, mientras ella cerraba la puerta tras mío. Me senté en la cama, sintiendo tanta pesadez en el cuarto, no quería estar aquí...

—Lo siento —su voz se rompió en llanto —Perdón...por ser esta persona, por convertirme en esto...me odio al saber que te dañe, te lastime varias veces, te dije que no eras mi hijo, y me duele más el saber que era consciente de que te dañaba, y aún así no pare. No sé quién soy, me perdí por completo...te perdí a tí, a mi pequeño. Ahora es tarde para arreglar el daño que te provoque...he tomado la decisión de alejarme para siempre de ustedes, liberarte a ti de tanta tortura. No puedo decirte que eres mi hijo, ya que eso sería tan egoísta de mi parte. Pero lo qué si te puedo decir es que muy en el fondo de mi corazón te amo...más que a nada en el mundo.

«Y se que estás palabras las esperaste mucho désde el inccidente, pero no es tu culpa...me cegué por el dolor, pero jamás fue, ni será tu culpa. Siento tanto lastimarte, ahora me tocara verte feliz y triunfando désde lejos, gracias por permitirme ser tu mamá...te dejó en paz.

Salió del cuarto junto con su maleta. Y esta vez no hice nada para detenerla. Ahora me podía sentir más tranquilo, no era yo quién tiene que pedir perdón, ni perdonarse así mismo, tal vez me costo mucho entenderlo, pero esto era algo bueno.

Past life.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora