Past life.

Capitulo 𝑰𝑰𝑰

𝑷𝒆𝒅𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒃𝒍𝒐.

Los días transcurren normalmente. La luz de el sol se cuela por la ventana.

Hace 2 semana conocí a un chico llamado Bosco. Solíamos hablar todas las noches, se había vuelto una rutina muy diaría.

Sobre todo en alguien que podía confiar plenamente. Tal vez era apresurado, pero parecía que tan solo con un "Hola" habíamos conectado tan bien.

Hablar con el era demasiado diferente, solíamos entendernos a la perfección, bromear sin enojarnos, eramos cómo dos piezas que encajaban perfectamente.

Solo habíamos salido 4 veces, y todos han sido llenas de alegría. Aunque me di cuenta que le teme a las peliculas de terror. Suelo burlarme de el en ciertas ocasiones.

Ciertamente tenía una atracción por el. ¿Por qué? Ni yo lo entendía. Pero era demasiado bello, era cómo el chico de mis sueños.

—¿Carnal?—mire a salo con una pequeña sonrisa.—¿Podemos platicar?

—¿Qué pasa?

—Estoy preocupado. Por ti, por mi abuela, por todos.—murmuro

—¿Por qué lo estás?

—Tu sabes por que. Esta familia la siento cada vez más apagada, más alejada. Y quiero ser un buen hermano mayor para ti. Pero aún no se cómo serlo...¿Crees que la he regado?

—Salo. Las personas solemos cambiar conforme va el tiempo, pero no por eso nos dejamos caer, todos solemos regarla en algún momento de nuestras vidas, pero aprendemos algo. Es un factor muy grande, tener errores, para aprenderlos después. No es malo equivocarse, mientras sepas reconocerlo. Nacimos para cometer errores y aprenderlos poco a poco, no para ser una "Persona perfecta."

—Creo que necesitaba escuchar un pequeño consejo de mi hermano menor. Pero...¿Cómo te sientes tú?

No tenía respuesta para esa gran pregunta que muchos solían hacerme.

—Estoy bien.

—¿Por qué sueles mentir? Pepa somos hermanos, se que hemos estado un poco separados. Pero te amo, eres mi vida entera...haz sufrido tanto por todo esto. ¿Haz tenído pensamientos...?

—No salo. Apesar de estar tan mal, jamás he tenido un pensamiento suicida. No podría mentirte en algo como esto, esto no me lo tomo con gracia, es algo serio y sincero. He empezado a tomar terapia, aún así, no se si de algo sirva. Hay otra cosa que nadie puede saber.

—¿Dime?

—Quiza no es mi decisión si no la de mi tia. Pero creo que tenemos que desconectar a mi abuelita, aunque nos duela en lo más profundo de nuestra alma. Siento que ella no puede descansar como se debe estando ahí, Salo ella ha estado en como 5 meses...y sigue sin despertar, se que tenemos que mantener la fe, pero ya la he perdído. Amar tambien es dejar ir.

—¿Desconectar a tu abuela? ¿De verdad quieres matarla?— mamá había entrado al cuarto.

Salo y yo nos miramos sin saber que decir.

—Yo...—de pronto sentí su mano en mi mejilla.

La mire desconcertado, jamás se había atrevido a golpearme y creo que eso me dolió tanto.

—¡¡Mamá!!—grito salo.—¿Qué te pasa? Solo era una platica...no era para que golpearas a tu propio hijo.

—El no es mi hijo.

—Lo es. Te duela o no, siempre llevará tu sangre. Cada día te reconozco menos mamá, haz cambiado tanto que ya no eres quien solía preocuparse por nosotros o tratar de dar lo mejor.—aunque me doliera salomón tenía tanta razón.