Era una noche cálida en Buenos Aires, y Mateo estaba en su estudio trabajando en nuevas canciones. Olivia decidió visitarlo, llevando con ella un par de snacks y su energía contagiosa.
— ¡Hola mi amor! —saludó Olivia al entrar, sonriendo al verlo concentrado en su laptop.
— ¡Gorda! —respondió él, levantando la vista—. ¿Qué traés?
— Traje unas facturas y un par de gaseosas. Sabía que ibas a estar a mil —dijo mientras dejaba todo sobre la mesa.
Mateo se rió y se acercó a abrazarla. — Siempre tenés buen timing.
Se acomodaron en un rincón del estudio, donde había un par de almohadones. Olivia miraba a Mateo trabajar, admirando cómo fluían las ideas.
— ¿Y eso qué es? —preguntó, señalando una hoja llena de letras.
— Algo que se me ocurrió hoy. Pero no sé, le falta algo. —Mateo se rascó la cabeza, frustrado.
— ¿Te gustaría que te ayude? —sugirió Olivia, con entusiasmo—. Podríamos hacer algo juntos.
— Dale, pero no prometo que sea bueno —dijo él, sonriendo.
Se pusieron a trabajar juntos, con Olivia tirando ideas y Mateo ajustando las letras. Entre risas y juegos, la química entre ellos se hacía más evidente.
— ¡Esto va a ser un hit! —exclamó Olivia, emocionada.
— Tenés razón. ¡Te necesito más en el estudio! —Mateo la miró con admiración.
Mientras continuaban creando, Olivia se dio cuenta de que esos momentos eran los que más disfrutaba: la música, las risas y la compañía de Mateo.
Finalmente, terminaron una canción y Mateo, con una sonrisa de orgullo, se acercó a ella.
— Gracias, bebé. Sin vos no lo hubiera logrado —dijo, acariciándole la mejilla.
— ¡No es nada gordo! Pero ahora me debés una cena —bromeó ella.
— Hecho. Y prometo que la cocino yo —contestó, guiñándole un ojo.
Esa noche, entre música y complicidad, Olivia se sintió más conectada que nunca con Mateo.
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one shots-trueno
Fanfictionmini historias con el turro más pegado del trap argentino🫶🏻