one shots-trueno

17

Olivia miraba con una sonrisa desafiante a Mateo, mientras ambos estaban de pie en la cocina, rodeados de ingredientes y con una cámara grabando. Estaban a punto de empezar su reto de cocina, para poner a prueba quien era el chef en la relación.
Ella, con su delantal rosa con estampado de limones, y él, con una sonrisa canchera y el delantal de Boca Juniors.

—Dale, Matu, hoy vamos a ver quién cocina mejor, ¿listo para perder? —le dice Olivia, levantando una ceja mientras se ata el pelo en una coleta alta.

—Ja, vos soñá. Pero ojo, después no llorés si mi milanesa te pasa el trapo, eh —responde Mateo, guiñándole un ojo mientras saca la milanesa y empieza a prepararla.

Ambos se ponen manos a la obra. Olivia se concentra en hacer una pasta casera, mientras Mateo prepara su clásica milanesa. Entre risas y comentarios picantes, la cocina se va llenando de un caos de harina volando y salsa de tomate que salpica.

—¡Ey, mirá cómo dejaste todo, gorda! —se queja Mateo, señalando el desastre que ella hizo con la harina.

—¡Mirá quién habla, si tenés toda la cocina llena de huevo vos! —le responde ella, acercándose para dejarle un toque de harina en la nariz.

La competencia se convierte en una guerra de comida improvisada, y terminan cubiertos de harina, riendo como si fueran dos nenes en un recreo. Finalmente, prueban los platos juntos.

—Está rico, eh. Pero solo lo digo para que no te calentés —dice Mateo, probando un bocado de la pasta de Olivia con una sonrisa pícara.

—Sí, sí, claro —le responde Olivia, dándole una palmada en la espalda antes de probar su milanesa—. Bueno, reconozco que está buena... pero solo un poquito.

Mateo se ríe, le da un beso en la frente y se miran como si el resto del mundo no existiera por un momento. La cocina queda hecha un desastre, pero ellos solo se preocupan de disfrutar juntos.