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Mateo se mira al espejo del baño, mientras Olivia acomoda algunos productos de belleza en la mesada. La ve aparecer con una tijera en la mano y un peine, con una sonrisa traviesa.

—Bueno, a ver, ponéte cómodo, amor... —le dice Olivia, señalando la silla frente al espejo.

Mateo levanta una ceja, dudoso, pero se sienta.

—¿Estás segura de esto? Mirá que si me dejás un corte raro, te voy a hacer pagar, ¿eh? —dice con una sonrisa desafiante, cruzando los brazos.

—Tranquilo, confía en mí —responde ella, acomodándose detrás suyo—. Yo tengo buen gusto y vos lo sabés...

—Sí, buen gusto para vestirte vos, pero no sé si para cortarme el pelo —le contesta Mateo, divertido.

Olivia le da un golpecito suave en la cabeza con el peine, riéndose.

—Cállate y déjame trabajar nene.

Comienza a pasarle el peine entre los rizos, desenredando con cuidado. Mateo cierra los ojos y se relaja por un segundo, sintiendo las manos de Olivia trabajar. Sin embargo, su paz no dura mucho, porque ella agarra la tijera y él escucha el primer "clic" del corte.

—¡Eeeeh! ¿Qué hiciste ahí? —Mateo se gira de golpe, tratando de ver qué está pasando.

Olivia pone una cara de falsa inocencia, escondiendo un mechón cortado tras la espalda.

—Nada, nada... —responde, aguantándose la risa—. Unos retoques nomás.

Mateo la mira con desconfianza, pero al ver la expresión divertida de Olivia, no puede evitar sonreír.

—Más te vale que quede bien, eh. No quiero andar por ahí con un look raro gorda...

Olivia sigue concentrada en su tarea, haciendo algunos pequeños ajustes al peinado de Mateo, mientras ambos siguen bromeando. Al final, termina de arreglarle el cabello y se aparta para admirar su obra.

—Listo, mirate —le dice, mostrándole con un espejo.

Mateo se gira para verse y, aunque finge estar preocupado, termina asintiendo con una sonrisa satisfecha.

—Bueno, la verdad que no está tan mal... —admite, rascándose la nuca—. Aunque igual prefiero cuando lo hace mi barbero, eh.

Olivia le da un empujón suave en el hombro, riéndose.

—¡Ay, callate! Sabés que te encantó que te lo haga yo.

Mateo la mira con una sonrisa pícara y la agarra de la cintura, acercándola hacia él.

—Vos sabés que me gusta cuando me dedicás tiempo... Pero si la próxima me hacés un corte raro, vas a tener que compensarme con unos mimos, ¿eh?

—Dale, bobo, ni que fuera tan difícil —Olivia se ríe y le da un beso rápido en los labios—. Pero, para la próxima, me dejás teñírtelo, ¿qué te parece?

Mateo la mira, alzando una ceja, pero no puede evitar reírse.

—Dale, pero solo si vos después te dejás hacer un corte de los míos.

—¡Ni en pedo! —responde ella, entre risas, mientras ambos siguen bromeando, disfrutando del momento que se volvió una de esas pequeñas memorias que solo comparten ellos dos.

one shots-truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora