Extra

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*Complaciendo Peticiones*

—Gracias a todos por venir esta noche. Es un placer teneros en nuestro recién modificado palacio de Minsteracres  —anuncia mi esposo y lo observo orgullosa.

Con tanto esfuerzo al final pudo reparar la propiedad solariega de los marqueses de Lodge, luego de que la última generación provocara un incendio e hiciera explotar toda él área donde estaban las cocinas.

Es nuestro primer baile como anfitriones. Y no puedo estar más que feliz. He pasado semanas viendo hasta el último detalle para que todo salga perfecto. La sociedad aunque al principio se mostraron cohibidos y recios con nosotros, luego del rey decretar que el asesino y culpable era Jason, poco a poco fueron viéndonos con otros ojos. A fin de cuentas éramos marqueses, nuestro linaje y poder es de antaño. Nadie con dos dedos de frente quisiera tener a un marqués como enemigo.

Camino hasta Henry tomando su mano mientras acaricio mi vientre abultado. Este embarazo ha sido nada comparado con el primero. No he padecido de ningún síntoma, supe que estaba embarazada por la ausencia de mi sangrado, de lo contrario hubiese seguido con mi vida tal cual, hasta que mi vientre interviniera en el asunto.

Mi esposo besa con calidez mi mejilla haciendo que mi pecho se estruje. Es magnifico todo lo que hemos creado entre los dos. Esa compañía, esa complicidad, ese amor que cada vez se hace más fuerte. Aunque haya veces que quiera tomarlo del cuello y zarandearlo, no lo voy a negar.

Está obsesionado con mis piernas desnudas. Adiós comodidad con eso. Solo me deja quitar las zapatillas en casa en algún salón, o cuando estoy con él y ni hablar de las calzas. Es sumamente posesivo y dominante, pero no perderé mi tiempo quejándome, pues me encanta tal cuál. A veces, mejor dicho, muchas veces he quitado mis zapatos a posta en ciertos lugares, solo para después recibir todo lo que su lado sadico me brinda, tan masoquista como suena.

Aún recuerdo el día que me tomó por detrás mientras estaba todo mi torso atado junto a mis manos con una gruesa soga. Mi interior centella con eso pensar en eso. Nunca llegué a pensar que una preferencia así me pudiese fascinar tanto. Me encanta sentir ese hilo fino y delgado entre el placer y el dolor. Me encanta sentirme en sus manos, a su merced, a lo que disponga su lado más siniestro y pervertido.

—Estamos en plano salón muñeca —gruñe en mi oído removiéndose incómodo.

Me relamo los labios viéndolo con una sonrisa provocativa. Lo único que si me ha provocado este embarazo son unas intensas ganas de hacer el amor en todo momento. Si él está obsesionado con mis piernas, yo estoy obsesionada con su verga. Las cosas como son.

Posa una mano en mi espalda baja y su calor me estremece, su aroma me llega muy profundo aunque ayer mismo tuvimos sexo, mi cuerpo se siente como si hace décadas no se liberase.

—Es un honor recibiros, podéis comenzar la velada —añado.

Y los músicos comienzan a tocar. Me volteo hacia mi esposo y le limpio el saco con mis manos enguantadas.

—¿Segura que estás bien? El doctor dijo que podía ser cualquier día de este mes —tercia con cautela y preocupación.

Estos ocho meses atrás ha estado sobre protegiéndome demasiado.

—Estoy bien esposo —le conforto.

Llevo los ojos a mi alrededor pensando en las leves punzadas que sentí ayer en la noche. Fueron breves, cosa que según el médico era normal que experimentase y por lo cual no le dije nada. De lo contrario toda la fiesta de baile que habíamos preparado, la iba a cancelar o posponer hasta que diese a luz.

Su elegida por sacrificio IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora