—¿Enmorada de mí? Es lo más...«Las dos frases que faltan y te marchas Natasha»
—Te necesito Henry. Hagamos el amor...
Y sus ojos vuelven a mí, esta vez iracundos. Pero bajan a mis tetas y como si algo dentro de mí tomara posesión sobre mis actos, comienzo a tocarme los pechos de la misma forma que él lo ha hecho.
Y eso parece surtir efecto, porque veo sus músculos contraerse y su garganta tragar grueso en su lugar.
—Tómame esposo, ámame, ya no resisto más... —mi voz suena fina, casi como si fuese natural y no forzado todo lo que estoy diciendo.
Sigue una sonrisa abierta en mis labios y decido retirarme ahora, pero la misma se va rompiendo poco a poco al ver lo que hace.
¡Oh no!
Se termina por desabrochar sus pantalones y viene dando zancadas hacia mí nuevamente completamente desnudo. Doy varios pasos atrás huyendo como toda la cobarde que soy.
Cuando estoy llegando a la puerta, su mano va a mi pelo con rudeza y me empotra contra la madera presionándose completamente contra mi cuerpo.
—Has acabado con todo mi autocontrol muñeca.
Y mete una mano entre mis piernas chocando con la toalla femenina que llevo.
—¡No! —chillo cuando la saca torpemente.
Pero su apretón en mi pelo me hace volver a callar y cerrar los ojos aterrorizada.
Es asqueroso. Él no se atrevería a...
Mete su mano y sus dedos me tocan sin pudor alguno. Los comienza a mover haciéndome desgarrar un gemido estrepitoso.
—Eres más masoquista de lo que había llegado a pensar. Vas a conocerme. Al cruzar esa puerta tu misma has buscado esto.
Y tira de mi pelo hacia atrás llevándome hacia la cama en la cual me tira como un costal. Con lágrimas en los ojos y el corazón a punto de colapsar, veo que abre uno de los grandes cajones y saca una gruesa soga, nada que ver con las anteriores. Viene hasta mí y sus manos van directas a romper todo el ajuar y dejarme desnuda sobre su cama.
Mis ojos se llenan de lágrimas al ver cómo ata la soga a la cabecera de la cama y amarra a ella otra vez a mis dos muñecas. Contra el colchón y con las manos sin poder moverlas, escucho sus sonidos a distancia y veo cómo otra vez se aproxima para poner una venda que me cubre por completo la visión.
¡No!
¡Yo no pedí esto!
Y siento como va poniendo extrañas cosas sobre la piel de mi pecho. Son cosas pequeñas pero cuento casi diez. La ansiedad me carcome viva cuando empiezo a retorcerme debido a que deseo escapar, huir de aquí. Su olor está por todas partes llenando mi olfato. Su presencia sigue sobre mí haciendo que mi interior arda cada vez más.
Y no sé cuánto tiempo pasa, hasta que él comienza a quitar las pequeñas cosas que hacen un sonido raro al despegarlas de mi piel, la cual cosquillea con cada una de ellas.
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Su elegida por sacrificio III
RomanceNatasha Wilkinson veía su futuro más que claro, casarse con alguno de sus atractivos partidos que ansiaban desposarla. Vivir cómodamente y disfrutar de los beneficios de ser la esposa de algún caballero con algún título nobiliario de antaño. Quien...