XXI. Llenas de colores mi mundo

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Desolado, así era como James Olsen veía las puertas de su comunidad. Casi morían a causa de esa tormenta que los sorprendió en el camino, por suerte su vehículo estaba bien aislado y habían logrado salir con vida, pero no podía decir lo mismo de la comunidad.

- ¿Crees que estén bien?, Las cosas no parecen muy movidas. - James susurró a Sara.

-Entraré contigo y después iré a ver si mi esposa y mi hija están bien. - James asintió y les hizo señas a los guardias para que volaran la cerradura de la puerta.

Una pequeña explosión hizo vibrar las puertas, provocando que la nieve acumulada cayera hasta el suelo. Los guardias empujaron la estructura, dejando ver el pueblo vacío o al menos eso parecía. James fue el primero en entrar.

-Se ve horrible, James, esto no pinta bien. - Sara susurró.

-Lo sé, vamos al almacén, ahí debieron refugiarse.- James hizo señas con la mano y el grupo de guardias avanzó lentamente.

El panorama era desolador, las calles se encontraban vacías y llenas de nieve, solo el viento les hacía compañía. James hizo señas a los guardias para mostrarles el almacén. La estructura estaba cerrada y un ligero humo salía de la chimenea que alguna vez fue el supermercado del pueblo.

Un fuerte estruendo retumbó en el lugar y James fue derribado por la puerta del lugar, el golpe que recibió en la cara lo dejó aturdido, solo pudo escuchar a Sara gritar, unas manos pequeñas lo ayudaron a levantarse, cuando su vista se aclaró vio el rostro preocupado de su hermana, para justo después abrazarla tan fuerte como podía.

- James, ¿Estás bien?, Tienes sangre en la cara. - Kelly revisaba a su hermano buscando heridas.

—Estoy bien, hermanita, ¿qué demonios fue eso? - Kelly suspiró cansada y ayudó a James a entrar.

-Fue Alex, ¿quién más iba a ser?, Nos refugiamos todos aquí cuando llegó la helada, se enloqueció a los dos días, peleó con Vázquez por el control, obviamente no ganó, ha estado vagando por el almacén. Cuando escuchó el estruendo, insistió en que teníamos que escapar, no sé qué le sucede. - El moreno vio cómo su hermana comenzaba a llorar y quiso golpear a Alex.

- Ella es peligrosa, tenemos que capturarla, tengo mucho que contarte. - James besó la frente de su hermana.

-Tengo una rata asquerosa. - Sara entró en el almacén jalando a Alex por un brazo. La mujer pelirroja se veía realmente mal.

-Suéltame, idiota, tú tienes prohibido estar aquí, exijo que te largues. – Sara se burló de Alex, haciéndola enfadar más.

-Hay que llevarla a la comisaría, no podemos permitir que se escabulla, Kara fue muy clara. - James interrumpió a Sara antes de que le diera un golpe en la cabeza a Alex.

—No pienso hacer nada que diga Kara, esa idiota puede morirse si quiere. - Alex forcejeó con Sara y la mujer rubia la empujó, provocando que cayera al suelo.

- ¿Qué? Ella se cayó sola. No me veas así, James.- Sara se defendió.

—Hay que sacarla de aquí, solo estamos dando un espectáculo. - Sara asintió y levantó a Alex, tal vez con más fuerza de la necesaria.

-Esme cariño, no dejes que se lleven a mamá, ellos son malos como tu tía Kara¿Recuerdas cómo se la llevaron? Ella los mandó, vamos, Esme no dejes que me lleven. - Alex gritaba como loca hacia la pequeña Esme, la niña se había acercado para ver a su tío.

-Tío James, no ... No te lleves a mamá. - La niña habló asustada tratando de defender a la que pensaba era su madre.

-Tranquila, peque, llevaremos a mamá a un lugar seguro, ¿Sabes que la tía Kara y yo jamás te haríamos daño, cierto? - James se arrodilló frente a su sobrina, la pequeña asintió asustada. - ¿Confías en mí?

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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