Capítulo:XXII Orígenes

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Los estudiantes en multitud comenzaban a salir del colegio mientras que los afortunados que tenían la dicha de ir en automóvil desfilaban como centellas por la calle y entre ellos no podía faltar el auto negro de los McGlagen quienes parecían llevar una fiesta comprimida en el interior ya que al pasar se escucharon gritos, risas y algarabías.

- ¿O sea que fue eso que acabó de pasar allá adentro?, de un momento a otro pasé de estudiar física a animar a Aiden y ustedes estaban de anfitrionas.

- Ni lo menciones Toño, yo no quisiera ni acordarme -contesté.

- ¿Vieron la cara de Ednna? Quería matarme y luego ella ahí plantadota mientras nosotras: ¡Es Aiden, es Aiden, es Aiden -cantureó Maggie haciendo un bailecito con los pies y las caderas bastante extraño en el medio de la acera cosa que hacía que los demás al rededor nos miraran raro.

- Ya basta, ahora dónde meto mi cara, perdí la dignidad -me seguí quejando-. Aún no me creo lo que acaba de pasar.

- Chicas no exageren, lo hicieron por mi y eso demuestra que me aman demasiado -dijo Maggie mientras nos enganchó a mi por la derecha y a Evelin por la izquierda en un abrazo de modo que ella quedara en el centro.

- Hay amores por los que perdemos hasta la dignidad y el ser nosotros mismos -bufé.

- Ay mi cielo mmmmua -estampó Maggie un beso sonoro en mi mejilla y en la de Evelin y después nos soltó para ir tras Toño pero este se le escapó y Maggie corrió tras él.

- ¿Dónde se habrá metido Lucio? -medité en voz alta viendo a los chicos alejarse corriendo.

- No lo sé, no lo veo desde el recreo -respondió Evelin quien caminaba a mi paso.

- Evelin por cierto, ¿Cómo es que el decano no te descubrió?.

- Simple, cuando él entró yo salí con discreción y simulé que acababa de llegar, era eso o los atrapaban -señaló.

- Entiendo, creí que te había sorprendido infraganti.

- No.

- ¡Auxilio!.., hace cosquillas Maggie ¡noo! -se escuchó decir a Toño riendo a unos pasos el cuál estaba agachado con la cara roja como un tomate y las orejas coloradas como gotas de sangre y Maggie encima suyo besuqueando cualquier parte del cueyo y la cara que encontrara.

- Vaya Toño, la castaña te tiene sonrojado -bromié pasando junto a ellos.

- Por tu bien que Ayáne no te vea en esas Maggie -siguió Evelin.

- No se enterará -respondió Maggie reincorporandose.

- Por cierto chicos, mi madre me dijo que los quería conocer, ya los ha visto pero quiere algo más formal -mencioné.

- ¿Estás segura Abigail? -previó Maggie.

- Si, creo que si -respondí convencida-. Mamá y papá lo están haciendo muy bien, creo que es momento de aflojar en muchos aspectos ¿ustedes que dicen?.

- Me parece bien -dijo Toño.

- Yo encantada -mencionó Evelin.

- Cuenta conmigo -concluyó Maggie-. Y por mi bien mejor que Ayáne no sepa lo que ocurrió hoy o me hace un muñeco de vudú -río la castaña.

Inmediatamente recordé aquella ocasión en la que Ayáne y Maggie estuvieron en una situación incómoda producto de un mal entendido y como ella es, si hubiera estado aquí las ideas conspirativas nadie se las quitaba de la mente. El resto del camino la pasamos bromeando y hablando de cualquier cosa hasta llegar a mi vecindario, Maggie dobló por su cuadra y yo seguí recto por la mía.

The Night (Libro:1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora