Capítulo 15. [Parte 2/2]💫

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El rubio que estaba al lado de Damon intentó calmar la situación, colocándole una mano en el antebrazo.

—Cálmate, hermano, no puedes armar una pelea aquí —le dijo en un susurro firme, pero sin perder la compostura.

Damon, sin siquiera mirarlo, aflojó su agarre del chico al que había sujetado por el cuello y lo dejó caer de pie. Con voz grave y profunda, le lanzó una orden que hizo que mi piel se erizara y mis nervios se tensaran aún más.

—Lárgate.

El chico no se atrevió a decir ni una palabra más. Damon lo había reducido a nada con solo su presencia, y yo me encontraba atrapada en medio de la tensión. Sentía cómo mi mano palpitaba de dolor por la herida, pero no podía concentrarme solo en eso. Damon me miró de repente, girando su rostro hacia mí con una rudeza que me hizo contener el aliento. Sus ojos azules me penetraron, perdidos en algo oscuro, casi peligroso. Y entonces, pareció oler el aire. Un gesto sutil, pero lo noté. Me tensé de inmediato, temiendo que hubiera descubierto algo más de lo que yo misma era consciente.

Antes de poder decir o hacer algo, Damon tomó mi brazo. Aunque no ejerció mucha fuerza, una descarga eléctrica recorrió mi piel en el momento en que sus dedos se cerraron sobre mí. Sentí ese contacto de manera tan intensa que casi me hizo retroceder, pero no pude. Estaba atada a él, y algo en su tensión me inquietaba.

Brielle apareció de repente, con Donovan a su lado. El pintalabios corrido en su rostro me hizo preguntarme qué había estado haciendo, pero no tuve tiempo de cuestionarlo. Brielle me miró con los ojos muy abiertos, claramente preocupada.

—¿Qué está pasando? —preguntó, pero no pude responderle.

Damon me haló del brazo con determinación, ignorando por completo cualquier pregunta o comentario a nuestro alrededor. Empezó a caminar, llevándome hacia las zonas VIP, donde las escaleras subían en espiral. Sentí mi cuerpo moverse a su ritmo, pero algo en su mandíbula tensa, su andar rígido, me decía que algo iba terriblemente mal.

—¿Qué pasa? ¿Por qué estás actuando así? —le pregunté mientras subíamos. No me respondió, solo siguió adelante, subiendo cada escalón como si necesitara llegar a algún lugar lejos de todo el bullicio. Mis pensamientos se agitaban. ¿Por qué parecía tan... tenso? ¿Qué estaba pasando realmente?

Cuando llegamos al segundo piso, Damon abrió una puerta con un movimiento decidido. El lugar era impresionante: sofás rectangulares de cuero blanco alineados perfectamente a lo largo de las paredes, mesas de cristal iluminadas con luces LED azules y moradas que reflejaban un ambiente elegante y sofisticado. Las paredes estaban decoradas con paneles minimalistas que daban un aire moderno y acogedor, mientras que las grandes ventanas permitían ver el caos de la fiesta desde una altura imponente.

—Damon, por favor, dime qué pasa —insistí, mi voz temblando mientras intentaba mantenerme firme, aunque el ambiente entre nosotros seguía siendo pesado y sofocante.

La Marca del Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora