Dia 7

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De vuelta al Santuario

Después de comprar las provisiones y ropa en el pueblo, Sakura e Indra caminaron de regreso al santuario. Aunque el día había comenzado con la tensión de los celos, las cosas se habían calmado entre ellos. El símbolo del Clan Uchiha en la ropa de Sakura era un recordatorio de la complejidad de su relación, pero a medida que subían las colinas hacia el santuario, el ambiente se sentía más ligero.

Sakura, ahora más cómoda con la presencia de Indra, decidió que sería una buena oportunidad para relajarse un poco y disfrutar de una actividad diferente. Mientras entraban al santuario, dejó las bolsas en la pequeña cocina improvisada y se giró hacia él con una sonrisa juguetona.

—¿Sabes cocinar? —le preguntó con curiosidad, aunque ya sospechaba la respuesta.

Indra la miró con una ceja levantada, como si la idea misma de cocinar fuera algo ajeno para él.

—No... nunca he tenido que hacerlo —respondió, como si fuera obvio. Siempre había tenido sirvientes o, en los últimos tiempos, no había necesitado preocuparse por esas cosas.

Sakura rió suavemente y comenzó a sacar los ingredientes de las bolsas.

—Bueno, creo que ya es hora de que aprendas. Es algo básico y además... es divertido, ¿no crees?

Indra frunció el ceño, no convencido de la diversión en ello, pero la forma en que Sakura lo miraba, con esa chispa de entusiasmo en sus ojos, hizo que no se negara.

—Está bien... ¿Por dónde empezamos? —preguntó, cruzando los brazos pero claramente dispuesto a intentarlo.

Sakura sonrió ampliamente, sintiendo una pequeña victoria al lograr que Indra se animara a algo tan cotidiano como la cocina. Era un momento simple, pero representaba un avance en su relación, un paso hacia un tipo de convivencia más tranquila y compartida.

—Primero vamos a preparar un caldo sencillo —dijo ella, mostrándole algunos vegetales y especias que había comprado—. Lo más importante es cortar los ingredientes correctamente. ¡Así que manos a la obra!

Indra tomó un cuchillo con una mirada seria, como si estuviera enfrentando una misión importante. Para él, cualquier tarea debía ser realizada con precisión, y eso incluía la cocina, aunque fuera algo completamente nuevo.

Sakura, divertida por la concentración de Indra, le mostró cómo cortar los vegetales. Sus movimientos eran firmes y exactos, lo que no la sorprendió, considerando sus habilidades en combate.

—No está mal para tu primera vez —comentó ella con una sonrisa—. Aunque no necesitas estar tan tenso, es solo comida.

Indra la miró por un segundo y luego aflojó un poco la postura. Aunque al principio parecía que lo estaba haciendo por obligación, empezaba a relajarse a medida que seguían trabajando juntos. La atmósfera en la pequeña cocina se volvió más cálida, casi familiar.

—Ahora vamos a añadir todo al agua —dijo Sakura mientras tomaba una olla—. El truco está en dejar que los sabores se mezclen a fuego lento.

Indra observó con atención, su lado analítico notando cada detalle de lo que ella hacía. Aunque no lo diría en voz alta, estaba disfrutando de la simplicidad de la actividad, una experiencia que lo alejaba de los conflictos que solían dominar su vida.

Mientras el caldo se cocinaba, Sakura le enseñó a preparar unos platos secundarios más sencillos. La risa se escuchó por primera vez en mucho tiempo en el santuario cuando Indra, intentando replicar uno de los pasos, accidentalmente dejó caer un poco de harina en el suelo.

—¡Eso no era parte del plan! —rió Sakura, mientras Indra la miraba con una mezcla de sorpresa y una ligera sonrisa, algo raro en él.

—Supongo que todavía no soy un experto —dijo Indra, con un brillo divertido en los ojos.

La tarde pasó rápidamente, y para cuando la comida estuvo lista, ambos se sentaron juntos a disfrutar del fruto de su trabajo en equipo. El aroma de los platos llenó el santuario, y la comida, aunque sencilla, tenía un sabor reconfortante.

—No está nada mal, ¿verdad? —dijo Sakura mientras probaba un poco del caldo.

Indra, después de un primer bocado, asintió con aprobación.

—Es mejor de lo que esperaba —admitió, mirándola—. Supongo que no es tan complicado cuando tienes a alguien que sabe lo que hace.

Sakura le sonrió, sintiendo cómo poco a poco se formaba un lazo más natural entre ellos. Por primera vez en mucho tiempo, estaban compartiendo un momento sin las tensiones del pasado, sin los celos ni los conflictos. Era solo un momento de paz, uno que ambos necesitaban.

—Quizás la próxima vez puedas cocinar tú solo —sugirió ella en tono de broma.

Indra la miró con una leve sonrisa y negó con la cabeza.

—No me adelantaría tanto... pero tal vez te sorprenderé.

Sakura rió suavemente y, por un instante, se permitió disfrutar de la tranquilidad de estar con él. Aunque el camino con Indra había sido complicado, sentía que poco a poco, estaban aprendiendo a encontrar un equilibrio. Y mientras lo veía relajado, comiendo la comida que habían preparado juntos, un pequeño sentimiento hacia él seguía creciendo.

El tiempo pasó, y después de la cena, se quedaron en silencio, simplemente disfrutando de la compañía mutua. El santuario, que antes había sido un refugio de soledad para Indra, ahora comenzaba a transformarse en un hogar compartido.

ⵊɴᴅʀᴀ's WɪꜰᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora