Dia 12

54 6 0
                                    

Sasuke no se detuvo tras la advertencia de Ashura. Su determinación por encontrar a Sakura era más fuerte que cualquier amenaza o desequilibrio temporal que pudiera causar. Cada segundo que pasaba en este tiempo lo inquietaba más, sintiendo que la distancia entre él y Sakura solo aumentaba.

Caminó por bosques, campos y aldeas, con su Sharingan y su Rinnegan siempre alerta. El chakra que había sentido antes se desvanecía y reaparecía intermitentemente, lo que lo hacía aún más frustrante. Era como si algo o alguien estuviera bloqueando su percepción, y Sasuke, aunque poderoso, sabía que estaba enfrentándose a fuerzas tan antiguas y complejas como el propio tiempo.

Mientras tanto, en el santuario, Indra comenzaba a sentirse más paranoico. Sabía que alguien estaba buscando a Sakura, y no cualquier persona. Podía sentir el chakra de Sasuke rondando cada vez más cerca. Ese chakra oscuro, intenso y familiar. Lo reconoció casi de inmediato, pero la ira y el miedo comenzaron a nublar su juicio.

—No voy a permitir que me la arrebates —murmuró Indra, mientras su mirada se oscurecía.

Sakura, por otro lado, no sabía nada de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Había olvidado por completo su vida pasada, los rostros de sus antiguos compañeros y la relación que alguna vez tuvo con Sasuke. Ahora, su mundo giraba en torno a Indra y la vida pacífica que llevaban en el santuario. El pasado, para ella, era solo una vaga sombra que no significaba nada.

Pero Indra no estaba dispuesto a correr riesgos. Sabía que la llegada de Sasuke podría desestabilizar todo, no solo la vida que había construido con Sakura, sino también la paz de este tiempo. Y entonces, tomó una decisión. Usaría su poder para ocultar el santuario, envolviéndolo en un camuflaje de chakra tan denso y sofisticado que ni siquiera el Sharingan o el Rinnegan podrían detectarlo.

Indra se concentró profundamente, canalizando el poder que había heredado de su padre, el Sabio de los Seis Caminos. Extendió su chakra por todo el santuario, fusionándolo con la naturaleza misma que los rodeaba. El santuario y sus alrededores desaparecieron a los ojos de cualquier observador, volviéndose una parte indiscernible del paisaje, una ilusión perfecta. Cualquiera que se acercara, incluido Sasuke, solo vería un paisaje común y corriente, sin rastro alguno de Sakura o Indra.

Sakura, que estaba en el interior del santuario, no notó el cambio. Continuaba con su día, tranquila y despreocupada. Para ella, todo seguía siendo normal. La influencia del chakra de Indra la protegía, manteniéndola completamente ajena a lo que ocurría afuera.

Mientras tanto, Sasuke se detenía cerca del lugar donde el santuario debía estar. Podía sentir algo extraño en el aire, como si el chakra fluctuara de manera irregular, pero cada vez que intentaba enfocarse, su Rinnegan no podía detectar nada concreto. Se había vuelto casi imposible rastrear cualquier pista.

—¿Dónde estás...? —susurró para sí mismo, su frustración creciendo.

Sabía que algo lo estaba bloqueando, pero no podía entender qué. Su búsqueda lo llevaba en círculos, acercándolo y alejándolo al mismo tiempo. Algo poderoso, algo más allá de su percepción, estaba jugando con él.

Finalmente, después de un largo rato de caminar y buscar, Sasuke decidió detenerse. Debía haber otra manera de encontrarla, algo que no dependiera solo de su visión. Sabía que Sakura estaba cerca, podía sentirlo, pero encontrarla se había vuelto un juego de sombras y espejismos.

ⵊɴᴅʀᴀ's WɪꜰᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora