Capítulo 12:Devil's obsession

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Nicholas se apoyó contra la barandilla de la terraza, mirando la ciudad iluminada a sus pies. Había una belleza inquietante en la oscuridad que lo rodeaba, y era ahí donde se sentía más vivo. Sabía que Leah era un faro de luz en su mundo sombrío, pero su luz lo consumía al mismo tiempo que lo atraía.

Mientras Leah se alejaba de él, Nicholas sintió que una punzada de posesividad lo atravesaba. Era una sensación familiar, una que había aprendido a abrazar en su vida, especialmente en un entorno donde las personas eran solo piezas en un juego que él controlaba. No podía dejar que se alejara. No podía permitir que otros se acercaran a ella.

-Leah, espera -la llamó, su voz grave y dominante, haciéndola detenerse en seco.

Ella se dio la vuelta, una mezcla de confusión y desafío en su mirada. -¿Qué? -preguntó, tratando de mantener la calma, aunque su corazón latía con fuerza.

-No te alejes de mí. No te dejaré que te vayas tan fácilmente -dijo, acercándose, su mirada intensamente fija en ella.

Leah tragó saliva, la tensión palpable entre ellos. Había algo en su voz que le hacía sentir tanto miedo como excitación. ¿Qué era eso en él? Se preguntó si debía tener cuidado, pero la atracción que sentía por él era abrumadora.

Nicholas sonrió, una sonrisa que no alcanzó sus ojos. Era un recordatorio de lo que estaba dispuesto a hacer para tenerla a su lado. No era solo su deseo por ella lo que lo impulsaba; era la necesidad de poseerla, de hacerla suya de manera irrevocable.

-Necesito que entiendas algo, Leah -continuó, bajando su voz a un susurro seductor. -El mundo en el que te estás metiendo es peligroso. La fama no es solo brillo y glamour; es una trampa, y yo puedo ser tu salvación, pero también tu perdición.

Ella lo miró fijamente, sintiendo la tensión en el aire. -¿Qué quieres decir? -preguntó, intentando descifrar su mirada oscura.

Nicholas se acercó más, dejando que su aliento cálido rozara su rostro. -Quiero que te conviertas en una superestrella, pero en el proceso, también quiero que entiendas que nadie más puede tenerte. Solo yo.

Sus palabras eran un veneno dulce, y Leah se sintió atrapada en su juego. La advertencia de Olivia flotó en su mente, pero había algo tan seductor en la forma en que lo decía. Era un desafío que la empujaba hacia el abismo, y parte de ella quería saltar.

-Eso suena... posesivo -dijo, intentando mantener una fachada de desdén, pero sintiéndose atraída por su intensidad.

-Lo es -respondió Nicholas, sin dudarlo. -Esa es la realidad. Si quieres ser alguien, tendrás que aceptar mi protección, mi guía. Pero no podrás ser libre de la forma en que imaginas. Seré quien controle tu destino.

Leah sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. Esa mezcla de poder y oscuridad en él la atraía, pero también la aterraba. La idea de pertenecerle, de ser una propiedad en su juego, la llenaba de emoción y temor.

-¿Estás dispuesta a perderte a ti misma por el éxito? -preguntó él, desafiándola.

Sus palabras resonaron en su mente. Leah sabía que la fama tenía un precio, y estaba dispuesta a pagarlo, pero no a expensas de su libertad. Sin embargo, al mirarlo, algo dentro de ella se encendió. La ambición y el deseo eran una combinación intoxicante, y Nicholas era el hombre que podría darle todo lo que quería.

-No quiero perderme -dijo, sus ojos fijos en los de él.

-Lo sé, pero te prometeré algo: si te entregas a mí, nunca te arrepentirás. Te haré más grande de lo que puedas imaginar, y juntos, seremos imparables -declaró, su voz grave vibrando con una promesa peligrosa.

A medida que se acercaba más, Leah sintió el calor de su cuerpo contra el suyo. Era una línea delgada entre el deseo y el peligro, y estaba a punto de cruzarla. La atracción que sentía por él se intensificaba, y la idea de unirse a su mundo oscuro parecía más seductora que aterradora.

Nicholas la miró con una intensidad que le hizo dudar. ¿De verdad estoy dispuesto a arrastrarla a esta oscuridad? Pero la respuesta era clara: sí. Había algo en ella que despertaba su instinto posesivo. Era más que una obsesión; era una necesidad de tenerla, de convertirla en parte de su legado.

-Confía en mí, Leah. Juntos, podemos crear algo que nunca imaginaste. Pero debes prometerme que no mirarás atrás -susurró, su mano tomando suavemente su mejilla.

Leah sintió su corazón latir con fuerza. La decisión que estaba a punto de tomar podría cambiar su vida para siempre, pero la idea de ser parte del mundo de Nicholas, de caer bajo su oscuro encanto, era una tentación que no podía resistir.

Y así, en esa terraza iluminada por la luna, con la ciudad como testigo, Leah se dio cuenta de que su vida nunca volvería a ser la misma. Nicholas era un diablo, sí, pero también era el único que podía ayudarla a alcanzar la cima. Todo lo que tenía que hacer era dejarse llevar.

𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐒𝐢𝐧𝐧𝐞𝐫'𝐬Where stories live. Discover now