Leah se quedó pensativa después de la charla con Cooper y Olivia. Mientras avanzaban hacia el café donde planeaban relajarse, no podía sacarse de la cabeza el comentario de Olivia sobre el fotógrafo del último evento. No era un simple comentario sin importancia, especialmente porque el hombre en cuestión no era cualquiera: era Nate, el misterioso y carismático fotógrafo que había llamado su atención desde su primer encuentro.
Leah recordaba cómo Nate había estado presente en algunas de sus últimas sesiones de fotos, siempre observando desde detrás de su cámara con una mirada intensa, casi protectora. Pero no había sido hasta la última sesión cuando notó algo más en él: una cierta conexión, algo inexplicable. Algo que la hacía sentir... segura, pero también un poco inquieta.
Mientras tomaban asiento en el café, Cooper no tardó en sacar su teléfono y empezar a mostrar fotos de su novio, Josh, mientras Olivia lo escuchaba, divertida. Leah, por otro lado, seguía distraída.
"¿Pensando en alguien?" preguntó Cooper con una sonrisa traviesa, pillando a Leah en su ensimismamiento.
Leah sonrió tímidamente, tratando de quitarse a Nate de la cabeza. "No, solo estaba pensando en la última sesión de fotos..."
"¿La de Nate?" interrumpió Olivia, alzando una ceja con curiosidad.
Leah abrió los ojos sorprendida. "¿Cómo sabes su nombre?"
Olivia rió, moviendo su cabeza hacia un lado como si fuera lo más obvio del mundo. "¿Por quién crees que estuve averiguando la otra noche? Nate el fotógrafo... o mejor dicho, Nate el Salvador. Lo llaman así porque tiene un talento único para capturar lo mejor de cada persona. Y parece que a ti te ve más allá del lente."
"Eso suena a peligro, darling," intervino Cooper, mirando a Leah con interés. "¿Así que hay un nuevo pretendiente en la escena?"
Leah sintió cómo su rostro se encendía. "No es nada de eso. Nate solo... bueno, es un gran fotógrafo. Muy profesional."
"Claro, claro..." dijo Olivia, dándole una sonrisa de complicidad. "Pero te miraba como si fueras más que una simple clienta. De hecho, no podía apartar los ojos de ti. Y su forma de hablarte... era como si quisiera decirte algo que las palabras no podían expresar."
Cooper chasqueó la lengua con diversión. "Amores míos, los fotógrafos siempre están buscando más que una buena imagen. Están cazando almas."
Leah suspiró, pero en el fondo sabía que había algo de verdad en lo que decían. Nate no era como los otros fotógrafos con los que había trabajado antes. Había algo en él, una mezcla de calidez y misterio, que la hacía sentir atraída, pero también cautelosa. Él no la veía simplemente como una estrella en ascenso; la veía como una persona, con sus miedos y vulnerabilidades, y eso la inquietaba más de lo que estaba dispuesta a admitir.
Justo cuando iba a cambiar de tema, sonó su teléfono. Era un mensaje de Nate.
Nate: "Espero que estés bien, Leah. Tengo algunas fotos que deberías ver. Creo que te van a encantar. ¿Te parece si nos encontramos para elegirlas? No tiene que ser ahora, pero pronto."
El corazón de Leah dio un vuelco. ¿Debería aceptar? Algo dentro de ella la empujaba a seguir adelante, a conocer mejor a este misterioso hombre que parecía estar cada vez más cerca de su vida. Pero también sabía que las cosas con Nicholas seguían siendo complicadas, y no quería sumarse más caos al ya desbordado torbellino emocional en el que estaba.
Olivia, notando el silencio repentino de Leah, la miró con curiosidad. "¿Nate te acaba de escribir, verdad?"
Leah asintió lentamente, mordiéndose el labio. "Quiere que vea unas fotos... dice que me van a gustar."
"¡Por supuesto que te van a gustar! Darling, si el chico te envía fotos, es porque quiere verte," dijo Cooper con una sonrisa astuta. "Debes ir. No hay nada que perder y mucho que ganar. Tal vez sea tu momento de cambiar el rumbo... de la vida y del amor."
Leah no pudo evitar reírse de la forma en que Cooper lo dramatizaba todo, pero tenía razón. Había algo en Nate que le decía que tal vez debía seguir ese impulso, explorar lo que él veía en ella a través de su cámara. Y de alguna manera, la idea de hacer eso le daba una sensación de libertad que no había sentido en mucho tiempo.
"Bien," dijo Leah, tomando una decisión. "Le responderé y veremos qué pasa."
Unas horas después...
Leah y Nate se encontraron en un pequeño café al otro lado de la ciudad. Era uno de esos lugares escondidos, íntimos, con un aire bohemio. Perfecto para pasar desapercibidos, o para tener una conversación sin la presión del mundo exterior.
"Te ves bien," dijo Nate con una sonrisa suave, mientras se acomodaba en la silla frente a ella. Había una calma en su voz que siempre la tranquilizaba.
"Gracias," respondió Leah, sintiendo cómo su corazón latía más rápido de lo normal.
Nate sacó su cámara y comenzó a mostrarle algunas de las fotos de la última sesión. Las imágenes eran impactantes. Leah se veía poderosa, pero al mismo tiempo vulnerable, una combinación que le recordaba lo que Cooper había dicho antes. El mundo del espectáculo es un juego, y ella tenía que aprender a jugarlo.
"Capturaste algo... diferente," dijo Leah, observando una de las fotos donde su mirada parecía traspasar la cámara. "No sabía que podía verme así."
"Es porque esa es tu verdadera esencia," respondió Nate, mirándola con esos ojos oscuros que parecían entender más de lo que decían. "Eres mucho más de lo que los demás ven. Lo sabes, ¿verdad?"
Leah se quedó en silencio, sin saber qué decir. Pero Nate continuó, con esa suavidad que lo caracterizaba.
"No dejes que nadie te encasille en lo que creen que eres. Tienes el poder de redefinir todo a tu alrededor, Leah. Solo necesitas atreverte."
Esa palabra resonó en ella. Atreverse. Cooper también había mencionado algo similar. Quizás era momento de dejar de ser la chica buena y convertirse en una estrella que brillara por su audacia, su valentía. Y tal vez, Nate era la persona que la empujaría a tomar ese salto.
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𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐒𝐢𝐧𝐧𝐞𝐫'𝐬
Fanfiction╔═══════════════╗ +21 FANFINC ╚═══════════════╝ Nicholas Alexander Chavez es la definición de perfección en el mundo del espectáculo: carismático, talentoso y con un rostro que esculpió el mismo diablo. Pero detrás de esa fachada impecable, hay u...