𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐒𝐢𝐧𝐧𝐞𝐫'𝐬

Capítulo 17:Summit Darkness

El sol apenas había empezado a colarse por las cortinas cuando Leah despertó. La cama estaba fría a su lado, Nicholas ya no estaba. Las sábanas revueltas y el aroma de la noche anterior aún impregnaban el aire, pero había algo diferente ahora. Leah sentía un vacío inexplicable.

Se levantó lentamente, el cuerpo aún aturdido por lo ocurrido, y justo en ese momento, su teléfono vibró. Era un mensaje de Nicholas:

"Prepárate, hoy es el día. Te recojo en una hora."

No había espacio para explicaciones, ni tiempo para procesar lo que sentía. Ella sabía que algo grande estaba por suceder, pero ¿qué tanto estaba dispuesta a sacrificar? Rápidamente se vistió, intentando despejar su mente del caos que se arremolinaba en su cabeza.

Una limusina la esperaba afuera, y cuando entró, Nicholas la miraba desde el asiento del frente, vestido impecablemente con un traje negro y gafas oscuras. "Hoy empieza todo, Leah. Es hora de que el mundo vea lo que puedes ofrecer. Vamos a hacer la sesión de fotos para la portada de tu disco. ¿Estás lista para ser la estrella que siempre debiste ser?"

El tono de su voz no dejaba lugar a dudas: ella no tenía opción. Nicholas ya había decidido por ambos.

El coche los dejó en un estudio enorme en el centro de la ciudad, un lugar que parecía salido de una película: luces cegadoras, paredes adornadas con carteles gigantes de estrellas del pop, y un equipo completo esperándolos. El ambiente era surrealista, como si hubiera entrado en un sueño donde la fama lo era todo.

Nicholas caminaba a su lado, con una sonrisa ladina que le decía que estaba exactamente donde quería. "Hoy serás el centro de atención, Leah. Quiero que el mundo te vea como yo te veo: perfecta, intocable, una estrella."

Leah se quedó mirando las enormes pantallas que mostraban diseños potenciales para su portada. Unas eran provocativas, otras más angelicales, pero todas tenían algo en común: la imagen de Leah como la figura central. Ella era el producto. Nicholas se inclinó hacia ella, susurrándole al oído. "Este es el principio de tu reinado. Quiero que dejes de lado las dudas, las inseguridades. Hoy no eres solo Leah, eres el ángel. Vas a conquistar al mundo."

La sesión de fotos comenzó con Leah vistiendo un traje ceñido de lentejuelas doradas que brillaba bajo los reflectores. El fotógrafo, un hombre excéntrico con gafas rojas, daba órdenes a todos mientras movía su cámara frenéticamente, capturando cada ángulo de Leah. Nicholas estaba a su lado, supervisando cada toma, cada pose. "Más fuerte, Leah, más imponente," le decía, su tono siempre cargado de una mezcla de control y admiración.

A medida que la sesión avanzaba, todo se volvía más intenso. Nicholas pidió que le cambiaran el atuendo a algo más audaz, más revelador. Leah se encontró en un vestido de seda rojo carmesí, con plumas en los hombros y joyas que la hacían ver como una reina exótica. Las cámaras no dejaban de disparar, los flashes cegándola a cada segundo, mientras Nicholas la observaba desde las sombras, sus ojos llenos de orgullo y ambición.

El fotógrafo gritaba: "¡Eso es, Leah! ¡Eres un maldito ángel caído! ¡Quiero que todos te deseen, que todos te teman!" Y Leah, sintiéndose más empoderada que nunca, se entregaba completamente. A cada movimiento, a cada giro, ella dejaba de ser simplemente Leah para convertirse en algo más grande, más peligroso.

Nicholas se acercó entre toma y toma, acariciando su cuello con la punta de sus dedos. "¿Ves lo que puedes lograr cuando te entregas por completo? Esto es solo el principio. Muy pronto, el mundo entero sabrá quién eres, pero tienes que confiar en mí. Yo haré de ti la estrella que siempre quisiste ser."

Mientras las luces seguían centelleando y las cámaras capturaban cada detalle, Leah comenzó a darse cuenta de algo: estaba jugando el juego de Nicholas, pero ¿a qué precio? Había dejado de ser ella misma, y aunque la sensación de poder era embriagante, había una parte de ella que temía perderse por completo.