Leah trató de calmarse, respirando profundamente frente al espejo de su baño. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal. Salir a escondidas para ver a Nate no era la mejor decisión, pero después de la última conversación con Nicholas, sentía que no le quedaba otra opción. Necesitaba un respiro, una forma de escapar de la jaula que Nicholas había construido a su alrededor. Sin embargo, en el fondo, sabía que él terminaría enterándose. Siempre lo hacía.
La noche fue tranquila. Nate la había llevado a un pequeño café después de la sesión de fotos, y por unas horas, Leah pudo sentir algo de normalidad. Conversaron sobre música, sueños y el futuro, sin presiones ni exigencias. Pero mientras caminaba de regreso a su apartamento, el miedo comenzó a apoderarse de ella de nuevo.
Cuando llegó a casa, Nicholas ya la estaba esperando. Estaba sentado en el sofá, en la oscuridad, y la luz de su teléfono iluminaba su rostro con un brillo sombrío. Leah sintió cómo su corazón se detenía en ese instante. Sabía que algo estaba mal, muy mal.
"¿Dónde estuviste?" Su voz era baja, pero había una tensión palpable en el aire, como si cada palabra contuviera una amenaza silenciosa.
Leah trató de mantenerse calmada. "Estuve... con Liv y Cooper. Solo salimos a tomar algo."
Nicholas se levantó lentamente del sofá, sus ojos fijos en ella como los de un depredador acechando a su presa. "No me mientas, Leah."
Ella retrocedió instintivamente, golpeándose contra la pared detrás de ella. "No te estoy mintiendo," respondió, aunque su voz sonó débil, insegura.
Nicholas dio un paso más cerca, acorralándola. "Lo sé todo. Estuviste con él. Con Nate."
Leah sintió cómo el pánico se apoderaba de su cuerpo. ¿Cómo lo sabía? ¿Cómo siempre sabía todo?
"No fue nada... solo hablamos..." intentó justificarse, pero Nicholas no estaba escuchando.
"¿Sólo hablaron? ¿Me tomas por imbécil, Leah? ¡¿Crees que soy estúpido?!"
La furia en su voz era palpable. Nicholas la agarró por los brazos, apretando con tanta fuerza que Leah sintió cómo sus uñas se clavaban en su piel. "¡Dime la verdad!"
Leah intentó zafarse, pero su cuerpo estaba paralizado por el miedo. "Te juro que no pasó nada," murmuró, pero Nicholas no aflojó su agarre.
"Siempre igual, siempre tratando de engañarme, de hacerme quedar como un idiota. ¡Eres mía, Leah!" gritó, y antes de que pudiera reaccionar, sintió cómo la empujaba con fuerza contra la pared. El impacto fue tan repentino que Leah quedó desorientada, mareada.
"¡No te atrevas a volver a verlo!" rugió Nicholas, y esta vez su mano voló hacia su rostro. El golpe la hizo tambalearse, el dolor la invadió de inmediato, pero no pudo decir nada. Estaba demasiado aterrorizada para hablar.
"¿Es esto lo que quieres? ¿Que te deje toda marcada para que entiendas quién manda?" Nicholas la sacudió violentamente. Leah sintió cómo la piel bajo su ropa comenzaba a arder por los moretones que se estaban formando, pero no podía moverse, no podía gritar. Estaba completamente bajo su control.
Finalmente, Nicholas la soltó, respirando pesadamente. Leah cayó al suelo, su cuerpo temblando. Se llevó una mano al rostro, donde el dolor aún palpitaba. No podía creer lo que acababa de pasar. El hombre que decía amarla, que la había apoyado, ahora la había lastimado de una manera que jamás imaginó.
"¿Vas a volver a verme la cara, Leah?" Nicholas la miró desde arriba, su expresión fría, calculadora. Ella negó con la cabeza rápidamente, incapaz de hablar.
"Eso pensé." Nicholas se agachó y acarició su cabello, como si quisiera consolarla, pero la suavidad de su toque solo la aterrorizaba más. "Todo esto es por tu bien. No quiero lastimarte, pero me obligas a hacerlo. Si me vuelves a mentir, será peor."
Leah no dijo nada, sus ojos llenos de lágrimas que se negaban a caer. Sabía que no podía contradecirlo. Ya estaba atrapada.
Los días siguientes fueron una pesadilla. Leah se encerró en su apartamento, evitando cualquier tipo de contacto con el exterior. No respondía las llamadas de Olivia ni de Cooper, inventando excusas cada vez que le preguntaban si podían verla. Los moretones en su cuerpo eran evidentes, oscuros y dolorosos. No podía dejar que la vieran así.
Olivia la llamó por quinta vez en el día. Leah observó el teléfono sonar, pero no respondió. No podía hablar con ella, no podía explicarle lo que estaba pasando. ¿Qué iba a decirle? Que estaba atrapada en una relación donde el hombre que decía amarla la estaba destruyendo poco a poco. Que cada vez que intentaba salir, él la hundía más.
Su teléfono vibró de nuevo, esta vez con un mensaje de Cooper: "Bebé, ¿estás bien? No te hemos visto en días. Esto no es normal en ti. Por favor, dime que todo está bien."
Leah respiró profundamente, sintiendo cómo la culpa se apoderaba de ella. Quería decirles la verdad, quería pedir ayuda, pero... ¿qué tal si Nicholas tenía razón? ¿Y si realmente no podía hacer nada sin él? El miedo la paralizaba, haciéndole creer que estaba sola, que nadie la entendería.
Estoy bien, escribió finalmente. Solo he estado ocupada con la música. Hablamos pronto.
Era una mentira, pero en ese momento, parecía la única opción.
Esa noche, Nicholas llegó a su apartamento de nuevo, esta vez con una expresión mucho más tranquila. Leah se tensó al verlo, sus recuerdos de la última vez aún frescos en su mente.
"¿Cómo te sientes?" preguntó, como si nada hubiera pasado.
Leah asintió, manteniéndose lo más neutral posible. "Bien."
Nicholas la observó por un largo momento antes de acercarse y colocar un mechón de cabello detrás de su oreja. "Sabes que todo esto lo hago porque te amo, ¿verdad?"
Leah no respondió. No podía. Las palabras de Nicholas eran como veneno que lentamente la envenenaba, pero al mismo tiempo, no podía escapar. Estaba atrapada en su propio infierno personal.
"Ahora, ven aquí." Nicholas la abrazó, como si nada hubiera pasado. Pero el dolor en el cuerpo de Leah, las marcas en su piel, eran el recordatorio de que ya no era libre. Ya no era ella misma.
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𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐒𝐢𝐧𝐧𝐞𝐫'𝐬
Fanfic╔═══════════════╗ +21 FANFINC ╚═══════════════╝ Nicholas Alexander Chavez es la definición de perfección en el mundo del espectáculo: carismático, talentoso y con un rostro que esculpió el mismo diablo. Pero detrás de esa fachada impecable, hay u...