Repaso con la mirada mi libreta de notas, sonrió orgullosa tratando de ocultar mi emoción. Saque mi celular mandándole una foto a Asher no tarde más de un minuto al obtener su respuesta
Asher:
Mi novia cerebrito, felicidades sirenita te lo mereces
¿Te parece si vamos a celebrar tus excelentes calificaciones?
Podemos comer lo que tú quieras o comernos
Mis mejillas se enrojecen al leer lo último que dice el mensaje, lo apagó rápidamente guardo la libreta en la carpeta.
Cuando alce mi cabeza mire hacia los lados dándome cuenta que ya se habían ido del salón, la profesora de química me miró preocupada.
—¿Astrid todo bien? Estas distraída
—Si, perdón estaba pensando en algo
—Tranquila, el amor tiene así a los adolescentes pase por tu etapa
Mis mejillas se calentaron, mire hacia la puerta Asher estaba apoyado en el marco de la puerta mirándome fijamente. Trago saliva
—B-Bien, mañana ¿le puedo entregar el trabajo?
—Querida tienes un mes para hacer ese trabajo no te apresures mucho
—Esta bien, gracias profesora
—Nos vemos, cuídate
Asiento con la cabeza, me coloco mi mochila en el hombro caminando hacia la puerta.
—¿Desde hace cuánto que estás acá?
—Unos quince minutos, te ví que te mordias el labio después reías, viste tu celular y te tapaste la boca tratando de contener un chillido
—Ohm, uhm ¿Y-ya está todo listo para tu viaje?
Lo iba a extrañar demasiado aunque iba a ser un viaje de una semana, una semana que seria una eternidad para mí
—¿Por qué no vienes conmigo ? —deslizo sus manos hacia debajo de mi falda —
—¿Quieres que vaya contigo?
—Si, podrias conocer otra ciudad y dormiriamos juntos
—Define la palabra dormir
El rie, besa mis labios haciendo que me olvidé del resto del mundo.
—Asher
—¿Que pasa?
—Me dijiste que podemos comer lo que yo quiera
—Si, lo que tú quieras
Deslice mis dedos por su mejilla hasta llegar a su menton — besame
Sus manos tomaron mi rostro y comenzó a besarme pero está vez era diferente a los otros, con ternura, delicadeza como si tuviera miedo de hacerme daño.
Reímos cuando su espalda cayó al pasto, continuamos besándonos sin importarnos el alrededor, sin importarnos lo que pensaban los demás.