Estoy agotada, estresada y no me quiero levantar de la cama. Pero debo hacerlo si no quiero ensuciar las sábanas de Asher. Continuo dando arcadas, cierro los ojos.
Abbie y Asher salieron antes de que despertara. No había desayunado ya que mi cuerpo me dolía demasiado para moverme.
-Maldita sea...
Tomo mi celular marcando el número de Asher
Llamada 📲
-Buenos días preciosa, ¿Ya desayunaste?
-Asher...
-¿Que sucede?
-N-nada olvídalo, solo que los extraño
-Solo ha pasado una hora, te veías cansada por eso no te desperté preciosa ¿Quieres que te lleve algo?
-Solo un emparedado, por favor
-En quince minutos estaré ahí preciosa, Abbie no deja de preguntar por su mami
-No puede vivir sin mi —rio— voy a dormir un poco
—Esta bien, preciosa descansa
La llamada se corta, me pongo de pie para cepillar mis dientes y lavar mi rostro. Camine hacia la habitación, agotada me acosté debajo de las sábanas.
El ruido de la puerta principal anunciando la llegada de Asher y Abbie. Apoye mi mejilla en la almohada que huele a Asher.
—¡Mami! —mi pequeña sube a la cama para gatear hacia mi y sentarse a mi lado — mami
—Hola pequeña
—Mami —me abraza— fuimos con papi a un lugar
—¿A qué lugar?
—No te lo puedo decir mami, es una sorpresa
—¿Desayunaste pequeña?
—Si, era una masita grande que tenían miel y unas frutillas estaban muy deliciosas mami. Le dije a papi que te comprara un dulce, y también una empanada de queso
—Gracias pequeña pero no era necesario
—¡Papi me compro una libreta para colorear! Tiene muchos dibujos de perros, gatos. Iré a sacarme mis zapatos, ¿Mami puedo ponerme lo que me regaló tia Nati?
—Esta bien, pequeña —ella me da un beso en la mejilla antes de bajar de la cama y salir de la habitación —
El aroma del perfume del hombre que amo se hace presente — Hola preciosa
—Hola, no me siento muy bien
—¿Que sucedió?
—He vomitado, no lo sé me duele todo el cuerpo mi espalda, mis pies los siento hinchados. Todo esto es muy raro Asher
—Preciosa, ¿Quieres que vayamos al hospital?
—Debe ser un resfrío, seguro es eso —beso sus labios —
—Te he traído un emparedado y Abbie insistió en qué te comprara una empanada con relleno de queso
—Estas consintiendo mucho a Abbie
—Es mi hija, cuando me mira con esos ojos no puedo decirle que no
—Le has comprado juguetes, libretas de colores y zapatos. Además de pagar su academia de ballet
—No quiero que volvamos a discutir por esto
Aprieto mis labios, saco el emparedado y le doy un bocado. El asco me invade de inmediato