Capitulo 24

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Mi vista continúa en la palabra que está escrita en la hamburguesa con ketchup, mi corazón amenaza con salir de mi pecho y las mariposas en mi estómago revolotean.

—¿Sirenita?

Su dedo pulgar se desliza por debajo de mis ojos retirando las lágrimas, trago saliva

—Venga, está siendo muy lento y no me considero una persona paciente

Dejo la hamburguesa en la mesita de noche para lanzarme sobre el y unir nuestros labios.

—Si, si puedes ser mi novio

Besa mi rostro, no dejo de sonreír mientras estoy envuelta en sus brazos durante la noche nos comemos la hamburguesa, conversamos de diferentes cosas. Me gustaba estar entre sus brazos, me gustaba que me dijera "novia".

—¿Entonces es oficial?

Asiente con la cabeza, sigo sin poder creerme que soy novia del chico que me tiene enamorada desde pequeños.

Me subo encima de el, pasa sus manos por mi trasero sin descaro. Suspiro, al sentir su lengua por mi cuello.

—¿Tienes condón?

Asiento con la cabeza

—La otra vez fui con Nati a comprar ¿Puedes creer que venden con sabores?

—¿Has comprado de sabores?

—No, un paquete de 12

—Un paquete de 12

—Si, bueno en realidad...

No me quejo cuando atrapa mi labio inferior entre sus dientes, hundo mis dedos en su nuca sus manos van hacia los tirantes de mi pantalón. Doy un salto ocasionando que su erección roce con mi entrada.

Pego un gemido que el calla con sus labios al sentir sus dedos entrar en mi interior. Su otra mano va hacia los tirantes de mi camiseta bajando hasta llegar al final de mis pechos. Gimoteo cuando siento su boca envolver uno de mis pechos, presiono su cabeza.

—Vamos sirenita continúa

Vuelvo a dar otro brinco, mis pechos rebotan en su rostro. Retira los dedos para meterlos a mi boca, succionó.

—Mierda

—¿Que haces?

El me sonríe antes de ingresar a una sola estocada a mi interior, el beso es desenfrenado mientras sus manos viajan por todo mi cuerpo.

—Me tienes muy mal

Presiona su frente sobre la mía, cierro mis ojos vuelvo a gemir cuando entra y sale de mi interior. Me da otro azote en el trasero que seguro dejarían marcas, pasa una de sus manos por mi trasero y otro por mi cintura para retirarme de el.

Mis piernas tiemblan, mi cuerpo está sudoroso. Asher toma una bata que está en colgando del perchero del armario, me ayuda a sentarme mientras me la pone.

—Vamos

—¿A dónde?

—A darnos un baño

Amor Fingido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora