Capitulo 44

32 3 2
                                        

Me recuesto en la cama, soltando un suspiro de satisfacción. La camilla del hospital estaba tan incomoda que tenía un dolor de espalda insoportable. Por suerte los gemelos en estos días son más tranquilos, han estado durmiendo más. Bostezo.

Al sentir un beso sobre mi hombro, abrazo más la almohada — quiero dormir

—Duerme —acaricia mi espalda—

—No puedo contigo, acariciándome de esta forma

—No te estoy acariciando de ninguna manera insinuante linda

Tiene razón, durante los meses de embarazo estaba tan sensible que a veces me enojaba con el sin sentido y terminaba durmiendo en el sofá. Aunque al instante me arrepentía y lo iba a buscar pero ya estaba durmiendo así que me quedé a su lado.

—No podemos...

—Si podemos Asher, por favor —rozo mis labios con los suyos—

Cuando estoy a punto de besarlo un llanto se hace presente, es Amelia por supuesto no vio a su papá y ya esta así.

—No, no podemos

De mala gana me paro para caminar hacia al baño y encerrarme, nunca entenderé porque Amelia llora al estar en mis brazos y Aaron no.

Nueve meses cargandolos durante mi vientre para que después prefieran a su papá

Camino hacia la habitación de Abbie quien ya se encuentra durmiendo abrazando su peluche. Sonrió acercándome, me meto debajo las sábanas y atraigo su pequeño cuerpo.

—¿Mami?

—Si pequeña, sigue durmiendo —acaricio su cabello—

Sin duda vienen meses muy difíciles.

En mis labios se dibuja una sonrisa viendo a los dos pequeños bebés, Amelia está acostada, su cabeza apoyada en el cojin y Aaron tomando de su biberón.

—¡Mama! —Abbie sonríe al estar frente mío y besa mi mejilla —

—¿Cómo te fue en el colegio, pequeña?

—¡Bien mama, hemos tenido un examen sorpresa y fui la mejor!

—Muy bien pequeña

Aaron balbucea tratando de llamar la atención de su hermana, Abbie se acerca y besa su regordeta mejilla.

—Hola hermanito, mira le conté a mis amigas de ti y me dijieron que querían conocerte

Amelia balbucea ¿En qué momento se despertó? Abbie besa la mejilla de su hermana. A y A adoran a Abbie tanto como ella los adora a ellos.

—Hola Amelia, mami iré al baño

—¿Necesitas ayuda?

—No mama

—¿Y tú papá?

—Ehm...esta bajando unas cosas del auto

—Ya, ve a lavarte las manos para que bajes a comer

Asiente con la cabeza, sonrió cuando Amelia trata de gatear hacia mi pero falla y sus labios empiezan a temblar.

Amor Fingido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora