Luisita y Amelia llegaron a la Feria cuando ya hacía unas horas que estaba todo montado. El ambiente era vibrante y acogedor. Nada más cruzar la entrada, sintieron la energía que llenaba el lugar: coloridas banderas arcoíris ondeaban en los stands de las editoriales, mientras grupos de personas se movían de un lado a otro, hojeando libros y conversando animadamente. Los estands estaban decorados con ilustraciones, portadas y frases de novelas que celebraban el amor en todas sus formas, pero especialmente el amor entre mujeres.
Luisita tenía la emoción a flor de piel, miraba a su alrededor con los ojos brillantes. Era la primera vez que participaba en un evento de esta magnitud como autora, y la sensación de ver su libro en un espacio dedicado a historias como la suya le hizo sentir una mezcla de orgullo y nervios. Amelia, a su lado, observaba todo con una sonrisa cálida. Aunque se mantenía a cierta distancia para evitar llamar la atención de las cámaras que cubrían el evento, no dejaba de mostrarle su apoyo incondicional.
Caminaban juntas entre los puestos, recorriendo los pasillos llenos de estands repletos de libros que destacaban historias sáficas y LGTBI. Luisita llevaba consigo un programa doblado en el bolsillo, repasando mentalmente la hora de su presentación. Amelia, notando los nervios de Luisita, le dio un apretón suave en la mano.
- Mi vida, todo va a salir genial - le susurró Amelia - Este es tu momento.
Luisita asintió, sonriendo nerviosa. La feria no solo era un espacio literario, sino también un lugar de encuentro, de visibilidad, donde las autoras y los lectores podían sentirse libres de ser quienes eran, sin juicios, rodeados de historias que reflejaban sus propias experiencias y emociones. Para Luisita, era un sueño hecho realidad.
Al fondo del recinto, se encontraba el escenario principal donde tendría lugar su presentación. Ver su nombre en el cartel, entre otras autoras reconocidas, le produjo un pequeño nudo en el estómago, pero también una inmensa gratitud. Amelia, siempre atenta, lo notó y, sin soltarle la mano, le sonrió con cariño.
- No podía haber un mejor lugar para esto - dijo Luisita en voz baja, mirando a su alrededor, mientras caminaban hacia la zona de presentación. Y Amelia, con una mirada llena de orgullo, asintió.
- Tú te lo mereces.
Amelia quería acompañar y apoyar a Luisita en todo, pero seguía manteniendo cierta distancia cuando las cámaras estaban cerca, para evitar que las captaran juntas. Ella no sentía que estuviera engañando a Sara, le había dejado claro que no quería estar con ella como pareja. Pero aun así tenía miedo. En muchas de sus discusiones, Sara la amenazaba con alejarla de Sofia, con quedarse con todo, incluso con la custodia, y Amelia sabía que no sólo era capaz de hacerlo si no que también tenía todas las de ganar. Por eso prefería mantener a Luisita al margen. No quería que Sara se enfureciera más y arremetiera contra Luisita también.
Los padres de Sara eran propietarios de una empresa de la industria del motor con varias sedes por todo el país. Tenían una fortuna considerable y mucha influencia. Sara se mantenía al margen de ese mundo pero era capaz de utilizarlo como arma si se sentía amenazada o provocada. Amelia se sentía como caminando en una cuerda floja, cualquier paso en falso la llevaría a caer al vacío.
Tenía miedo y sabía que estaba alargando la situación, pero Luisita parecía comprometida y dispuesta a esperar. Eso la tranquilizaba. Además, estar compartiendo esos días con Luisita la habían llenado de fuerza y confianza. Cada vez se convencía más de que valía la pena arriesgarse y luchar.
Amelia observaba a Luisita desde unos metros de distancia, dejándose envolver por la escena frente a ella. Luisita estaba en su stand de la feria del libro, firmando ejemplares y charlando con las lectoras que se acercaban con emoción y admiración a hablar con ella. Amelia notaba la manera en que Luisita les sonreía, cómo cada palabra suya parecía sacar una chispa de entusiasmo en aquellas personas, como si su voz tuvieran el poder de conectar con el alma de cada una.
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Pongamos que hablo de Luisita y Amelia
FanfictionUn día te levantas ya cansada de darle vueltas en tu cabeza y dices, o lo escribo o reviento.