7. La piedra filosofal.

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El año voló rápido aunque no lo crean, y cuando terminaba otra misión, no fue tarde para darme cuenta de que ya se estaban subiendo dos del trio dorado al tren. Esto al fin empezaba joder, ya era hora y me alegraba.

Tenía mis 15 años y ya era bien alto, 1,78 medía y tenía más por crecer, la razón de esto era porque desde que entramos a ser magos sicarios comenzábamos con full ejercicios de estiramiento y hasta ahora lo seguimos haciendo al igual que los nuevos ingresados. Esto para desarrollarnos y pelear mejor, pero bueno, dejemos eso a un lado, porque se viene al fin.

Harry Potter. La primera parte, la misma piedra filosofal. 

Espiar desde las sombras tenía su propio encanto, y Hogwarts era un lugar cargado de misterios que hacían de cada visita un deleite. Fundando hace mil años atrás por 4 magos poderosos, Rowena Ravenclaw, Helga Hufflepuff, Salazar Slytherin y Godric Gryffindor. En cuyo honor se pusieron el apellido a las diferentes casas, en total 4.

Siempre de niño me imaginaba en que casa pudiera estar, me decía que en Gryffindor, luego en Ravenclaw y ahora creo que me voy por completo a Slytherin por obvias razones, pero cada quien se siente y se determina a cual debe ir.

Desde el borde del lago, a una distancia prudente, me quedé observando el tren, aquel famoso Expreso de Hogwarts, deslizarse lentamente hacia la estación. Desde mi posición, oculto entre los árboles y envuelto en un encantamiento de camuflaje, podía ver las pequeñas figuras de los alumnos saliendo de los vagones y escuchaba apenas los ecos de sus risas emocionadas. Mis ojos buscaron entre ellos hasta dar con el que buscaba.

-Harry Potter.

Ya había oído muchas cosas sobre él, el niño que venció a Voldemort, aunque ni él mismo lo supiera. Que un recién nacido pudiera derrotar al mago oscuro más temido de todos los tiempos, era algo que ya sabía, pero aún así me generaba algo de intriga, sin dudas Lily tiene mis respetos al protegerlo con esa magia que hasta yo desconozco. 

Había visto y hecho muchas cosas en mi vida, cosas que la mayoría consideraría oscuras o prohibidas, pero esa historia tenía algo especial. Saber que un niño común y corriente pudiera cambiar el curso de la historia con un simple destello de magia era... inquietante, pero a la vez... inspirador.

Oculto bajo mi máscara, desde mi posición, veía cómo los botes se alineaban en el lago, guiados por una figura alta y grande, que todos conocían: Hagrid.
Harry estaba ahí, en el primer bote, junto a otros chicos. El brillo del agua reflejaba sus rostros en la noche, iluminados por las luces mágicas de los botes. Parecía un crío como cualquier otro, pero... había algo en él, algo que...

Zhang: interesante -Murmuré en voz baja, dejando que una pequeña chispa de electricidad recorriera mis dedos. 

Quizá en otro tiempo, o nacido más antes habría deseado encontrarme con Voldemort para probar mi fuerza contra la suya, para ver de qué estaba hecho el terror que inspiraba. 

Pero ahora había algo aún más inquietante frente a mí: la leyenda viva de un niño que podría cambiarlo todo de nuevo. Quizás Harry Potter no era solo un mito infantil ni una amenaza que los magos oscuros temieran en vano. Quizá era algo más... y yo lo sé, pero aún así me gustaba quedarme con esa intriga.

Mis dedos se tensaron en el mango de mi varita mientras me apartaba con cuidado, y mi mente comenzaba a trabajar en un plan a futuro. No estaba seguro de qué papel jugaría en el destino de ese niño o en la historia de Hogwarts. 

Pero sabía que quería verlo con mis propios ojos, conocerlo, saber cómo un simple chico podía provocar una tormenta entre las sombras del mundo mágico. 

𝙔𝙤 𝙚𝙣 𝙃𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙋𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧 - 𝓛𝓸𝓼𝓽 𝓽𝓸𝓶𝓫.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora