6. El inicio Pt2.

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Caminar por las calles del mundo mágico era como caminar entre las páginas de un viejo libro de cuentos. 

Pero para mí, eso ya no tenía mucho encanto. El aire lleno de magia, las antiguas tiendas en el callejón Diagon, los magos que iban y venían con sus varitas... todo eso me era tan normal como respirar. 

Estaba oculto detrás de mi bufanda oscura con matices de rayas verdes, yo solo era una sombra más entre ellos. Y me gustaba que fuera así.

Mis pies me llevaron frente a Gringotts. Aquel banco, imponente y lleno de secretos que solo los duendes conocían, no me interesaba hoy. 

Ya había suficiente oro en nuestras cuentas y suficientes contactos en los lugares correctos.
A los aurores les encantaría ponernos una mano encima, pero no se atrevían a tocar lo que estaba tan bien protegido.

Mientras caminaba sin prisa, pasé junto a la estación 9¾, el punto de partida hacia la escuela de magos. Ya no me interesaba mucho ir a esa escuela prestigiosa. Las tradiciones, las clases.... todo eso era para los que soñaban con ser héroes de cuentos o magos puros. Yo había encontrado mi poder en la realidad, en el campo de batalla, entre explosiones y gritos. La magia que yo practicaba no era para recitar hechizos en aulas llenas de niños. La mía estaba diseñada para matar.

Mi mente estaba ocupada con otras cosas mientras pasaba por el Callejón Knockturn. Los contactos de militares de alto rango como coroneles que teníamos en el mundo muggle, eran cada vez más útiles. Sus armas y tecnología se mezclaban de manera brutal con nuestra magia, creando cosas que ni siquiera los magos podían imaginar. 

Si alguna vez necesitáramos más fuerza, sabíamos que ellos nos proporcionarían tropas, soldados dispuestos a luchar en nuestras guerras si hacía falta. Pero lo más importante no eran las armas o los soldados. Aunque de lo más importante, y ya lo había dicho antes, era lo que Nicolas Flamel nos daba: el dinero y los recursos para desarrollar nuestras propias armas mágicas.

Aunque, si soy honesto, trabajar con Flamel tenía su lado molesto. Odiaba cuando me tocaba hacer sus "favores". Buscar reliquias en tumbas olvidadas y cavar entre los restos de civilizaciones muertas no era mi estilo. Yo era un cazador, no un arqueólogo.

Zhang: qué fastidio -Murmuré, ajustándome los guantes de cuero mientras mi mirada recorría las tiendas oscuras y polvorientas de Knockturn- Malditos tesoros y reliquias. 

A veces, me preguntaba si todo esto valía la pena. ¿Todo el oro del mundo podía comprar la emoción del combate? ¿Podía sustituir el placer de enfrentarme a un enemigo digno y aplastarlo con mi poder? No lo creía.

Me detuve un momento, observando el ir y venir de los magos y brujas que no tenían idea de quién caminaba entre ellos. Anónimo, invisible para todos excepto para aquellos que realmente importaban. 

Hoy no tenía ninguna misión, nada urgente que atender. Pero la rutina de los últimos días me estaba matando lentamente.

Me giré hacia un callejón vacío, entre dos edificios sucios y descuidados. Nadie prestaría atención a lo que sucediera allí. Nadie se atrevería a interrumpir mis pensamientos.

Zhang: es un día aburrido -Dije en voz baja, sintiendo la electricidad correr por mis dedos- Debo divertirme, así que por esta vez... hagamos escándalo, un espectáculo.

Antes de que pudiera detenerme, ya estaba metido en el contenedor de basura que descansaba al fondo del callejón. El olor no era tan malo como me esperaba, pero definitivamente no era algo que disfrutaría más de una vez. ¿Por qué lo hice? Tal vez porque, a veces, hacer algo absurdo era la única manera de recordar que aún tenía control sobre mi vida. 

𝙔𝙤 𝙚𝙣 𝙃𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙋𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧 - 𝓛𝓸𝓼𝓽 𝓽𝓸𝓶𝓫.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora