𝟏𝟐 | anything to undo it

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CAPÍTULO DOCE

[ CUALQUIER COSA PARA DESHACERLO ]

Cuando Leah volvió al Instituto, lo primero que hizo no fue buscar lo que Iris le había pedido, puesto que todos los ojos estaban puestos en ella y Jace

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Cuando Leah volvió al Instituto, lo primero que hizo no fue buscar lo que Iris le había pedido, puesto que todos los ojos estaban puestos en ella y Jace. Así que, para intentar no atraer mucha atención y no levantar sospechas de lo que estaba haciendo, lo primero que hizo fue ir a su habitación. Grande fue su sorpresa al ver a Alec sentado en uno de los sillones junto a la ventana.

— Hola — lo saluda en voz baja mientras cierra la puerta.

— Hola — murmura con voz sumamente baja.

— ¿Qué haces aquí? Creí que no querías estar en el Instituto — comenta acercándose a él a paso lento.

— No quiero... — confirma — Pero tampoco quiero estar lejos de ti. Ni puedo, a decir verdad — admite en un suspiro que se siente pesado, como si estuviera cargando con mucho más — Leah, lo lamento tanto... Eran tu parabatai y tu madre, y yo... Las maté...

— Hey... — susurra ella, terminando de acercarse a él y tomando su cara entre sus manos para hacerlo mirarla — No fue tu culpa, Alec — le acaricia las mejillas suavemente con sus pulgares, intentando que lo entendiera. Que le haya dicho que se alejara no significaba que no lo amara y que no le importara verlo bien — No tienes que pedir disculpas por eso. Fue el demonio, no tú, y todos lo sabemos.

— Dejé entrar a un demonio, Line. No sé qué decirle a Clary y a Bellamy... No puedo ni pensar en él sabiendo la razón por la que Octavia ya no está... — su voz sale quebrada, con dolor, tristeza y culpa mientras sube sus manos a la cintura de Leah, como si eso lo calmara o lo hiciera sentir mejor — A penas y puedo estar aquí contigo, no puedo enfrentarlos...

— Pero lo harás — asegura Leah con voz firme — Porque eso es lo que haces. Tal vez tarde, pero lo he visto. Alec, te conozco de... Toda la vida, prácticamente, y sé que eres capaz de explotar el suelo debajo de tus pies y hacer algo bien.

Alec hace un movimiento con la cabeza, una mezcla de negación con asentimiento, a la vez que cierra los ojos y apoya la frente en el abdomen de Leah, sujetando mejor su cintura. Quería irse, pero al mismo tiempo necesitaba estar ahí con ella. Le dolía verla sabiendo lo que había hecho, pero al mismo tiempo era su paz. Estar a su lado, aunque le era difícil, lograba calmarlo lo suficiente para no terminar de romperse ahí y ahora.

— Dios, haría lo que fuera, cualquier cosa, para volver esos 30 segundos y recuperarlas — murmura Alec con suavidad.

— Tal vez podemos hacerlo — le suelta Leah, haciéndolo levantar la cabeza con el ceño fruncido, confundido — Pero, traer de vuelta solo a Octavia.

𝐓𝐑𝐈𝐇𝐘𝐁𝐑𝐈𝐃 [Alec Lightwood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora