𝟏𝟔 | an angel

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CAPÍTULO DIECISÉIS

[ UN ÁNGEL ]

Tal parece que Leah había encontrado la solución al insomnio que había estado padeciendo desde que abandonó la Ciudad de Hueso

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Tal parece que Leah había encontrado la solución al insomnio que había estado padeciendo desde que abandonó la Ciudad de Hueso. Había quedado tan agotada y relajada después de estar con Alec que no le costó nada quedarse dormida abrazada a él, con la cabeza sobre su pecho mientras su novio la abrazaba por la cintura.

— Parece que eres la cura de todos mis males — comenta con una sonrisa.

— Debería ser doctor entonces — bromea, acariciando su espalda desnuda — ¿Cómo te sientes?

— Estoy perfecta. Eso fue... Me encantó — admite, ocultando la cara en el cuello de su novio cuando siente sus mejillas arder.

Alec sonríe.

— Adoro cuando te sonrojas — besa su hombro. Ella se acomoda para apoyar la barbilla sobre su pecho — Ahora eres oficialmente mia, Leah.

— Sí, soy tuya — afirma, perdiéndose en sus ojos — Pero solo si tú eres mio.

— He sido tuyo desde hace mucho más tiempo del que puedes imaginar.

Ella sonríe, mordiendo ligeramente su labio inferior antes de besarlo, gesto que Alec corresponde enseguida. De ser por ella, Leah se pasaría todo el día solo besándolo. Le encantaba hacerlo, era casi tan adictivo como la sangre que había aprendido a disfrutar.

Alec lleva sus manos a las caderas de Leah, haciéndola subirse encima suyo y que sus sexos se rocen debido a la posición y que no había prenda alguna que los separase.

Sin dejar de besarla, Alec se incorpora, quedando sentado en la cama y con Leah montándolo. Sus manos vuelven a explorar la piel del otro que alcanzan, los besos suben un poco la intensidad y Alec se separa de pronto, soltando un pequeño quejido.

El corazón de Leah se detiene por un segundo cuando nota que lo había mordido y ni cuenta se había dado. Los nervios la invaden, viendo el delgado hilo de sangre que bajaba lentamente por el labio inferior de su novio.

— Dios — se lleva una mano a la boca — Lo siento... No quise...

— No pasa nada, tranquila — habla con voz suave.

La sujeta por la cintura y la ayuda a acomodarse a su lado, pasándole la sábana para que cubriera su cuerpo. Luego, Alec se levanta de la cama y toma su ropa interior del suelo para ponérsela, empezando a caminar hasta el baño para limpiarse mientras Leah abraza sus piernas contra su pecho.

— Perdón — Leah vuelve a disculparse cuando lo ve salir del baño — No volverá a pasar.

— Descuida, no es nada — Alec se sienta a su lado — En serio, no tienes que disculparte.

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𝐓𝐑𝐈𝐇𝐘𝐁𝐑𝐈𝐃 [Alec Lightwood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora