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Jess PoV

Caminamos hasta el coche, ni siquiera volvimos al bar para despedirnos, hecho que agradecí internamente.Louis seguía sujetando suavemente mi muñeca pero no decía nada y yo tampoco sabía muy bien qué decir; no sabía cómo explicarle lo que acababa de ver.

Al llegar al coche abrió el maletero y empezó a buscar algo a la vez que revolvía todas las cosas que sevinterponían en su camino.

-Siéntate un momento- dijo a la vez que sacaba una pequeña caja azul, yo obedecí y me senté sin decir nada.

Estaba asustada, no sabía cómo actuar ni siquiera podía mirarle a la cara; me sentía totalmente desnuda ante él, como si hubiera visto una parte de mí que le llevaría a alejarse  y, no quería perder a la única persona que se había preocupado por mí en los últimos tres años, pero ¿qué podía hacer? No podía explicarle nada de mi vida ni de mi familia porque,principalmente, no sabría cómo empezar y, seguramente acabaría tomándome por una loca.

-Extiende el brazo- volvió a decir,después de haber sacado del botiquín unas gasa, esparadrapo y betadine; obedecí a lo que decía.

Extendí el brazo con timidez, dejando expuestos los pequeños cortes de los que manaba un poco de sangre.La gasa rozó mi piel y no pude evitar estremecerme, Louis me dedicó una mirada para intentar tranquilizarme pero en aquellos momentos no podía tranquilizarme con nada.

-Ya está- dijo una vez que hubo acabado de ponerme una pequeña venda que rodeaba mi muñeca.

-Gracias- dije en un susurro y me subí en el coche.

Antes de arrancar el coche, Louis me miró y agarró mi mano, acariciándola con suavidad:

-Podremos con esto, lo prometo- una sonrisa se dibujó en su rostro y para complacerle se la devolví,pero en mi interior sabía perfectamente que no sería fácil salir de donde estaba ahora, ya llevaba demasiado tiempo en lo más profundo.

Louis PoV

El trayecto en coche fue silencioso y un poco incómodo, sobre todo para mí; me gustaría que me hablase,que me contase qué fue lo que la llevó a empezar con todo esto, tan sólo tenemos diecisiete años, nuestra vida no tendría por qué ser difícil, sin embargo, para ella lo era.

Decidí parar el coche delante de su casa; la miré y ella tenía la mirada fija en la puerta de entrada de su casa, que estaba abierta. Una mujer alta y rubia esperaba apoyada en el marco de la puerta.

-¿Es tu madre?- pregunté

-S-sí- contestó sin quitar la mirada de su madre - Es mejor que te vayas, gracias por esta noche-

-De nada- dije, pero sabía que esta noche había sido una basura, sobre todo para ella- Mañana pasaré a recogerte por la mañana-

-No hace falta- abrió la puerta del coche, recogió su bolso del suelo y se alejó rápidamente del coche.

-¡Jess, a las ocho en la puerta!-grité desde el coche y segundos después, a pesar de que ni siquiera volteó su cabeza, arranqué el coche, dejando atrás su casa pero ella seguía en mi cabeza.

Jess PoV

-¿Dónde estabas? Me había asustado-preguntó mi madre un tanto histérica cuando estuve lo suficientemente cerca

-Salí a dar una vuelta, necesitaba respirar un poco- dije cerrando la puerta detrás de mí.

-¿Quién era ese chico?- moví la cabeza ante su pregunta, sabía que esto pasaría

-No te importa- contesté con un tono de voz demasiado brusco para la situación

-Claro que me importa, y más si subes en su coche y te trae a casa-

-He llegado bien, no tienes por qué preocuparte. Buenas noches- empecé a subir las escaleras de camino a mi habitación.

Una vez tuve puesto el pijama me dejé caer en la cama, sólo quería dormir y olvidar lo que había pasado durante las últimas horas de mi vida. Me tapé hasta arriba con el edredón, no hacía frío, pero tenía una sensación extraña en el cuerpo, que me hacía tiritar.

Tardé un buen rato en dormirme pues mi cabeza no podía estar quieta, pero finalmente logré conciliar el sueño, y ese fue el mejor momento del día.

(...)

El ruido del despertador retumbaba en mi cabeza, era un sonido lejano pero sabía que tenía que levantarme, así que alargué el brazo y le di un golpe suave para que dejase de sonar. Me froté los ojos ante la claridad que entraba por la parte baja de la ventana, me había olvidado de cerrar la persiana la noche anterior.

Cuando me hube desperezado, me levanté de la cama con pesadez, no quería ir al instituto, estaba demasiado cansada para afrontar las miradas de todos otro día más, pero tenía que ir, porque este era el último curso y tenía que sacarlo con buena nota si quería entrar en una buena universidad.

Abrí las puertas del armario y cogí lo primero que vi; un pantalón vaquero, una camiseta y una sudadera.Me vestí, metí las cosas necesarias en la mochila y me dirigí al baño.

Una vez allí, me cepillé el pelo y lo recogí de nuevo en una coleta alta y después, me quité de la muñeca la venda que Louis me había puesto, ya que no podía arriesgarme a que mi madre preguntase qué me había pasado.

-¡Jess baja!- escuché a mi madre gritar desde abajo. Resoplé y cogí en mi habitación la mochila,cerciorándome primero de que no me olvidaba nada, y bajé las escaleras con desgana. No quería enfrentarme a mi madre de nuevo,estaba cansada de actuar de mala gana con ella, pero no me quedaba otra opción; su hipocresía me hacía estar mal y por eso reaccionaba de esa forma tan agresiva con ella, aunque tampoco es que anteriormente tuviésemos una buena relación, simplemente convivíamos y a penas la veía durante el día debido a su trabajo.

Al llegar a la entrada dejé apoyada la mochila en la pared y caminé hacia la cocina, cuanto más me acercaba más intenso se hacía un olor a bizcocho o algún dulce que no podía distinguir. Qué raro, mi madre no suele hacerme el desayuno. Cuando entré en la cocina me encontré a mi madre hablando animadamente con Louis; hecho que me chocó bastante. De pronto mi mente estaba llena de preguntas: ¿Qué hacía Louis en mi cocina? ¿Porqué le había abierto mi madre? ¿Qué le diría de mí mi madre?¿Le contaría Louis lo sucedido ayer? Preferí dejar de preguntarme más cosas, inspiré profundamente, intentando que mi cabeza serelajase.

-Buenos días- saludó mi madre, pero yo solo podía mirar a Louis, pero él parecía estar encantado con la presencia de mi madre, algo que para mí llegaba a ser extraño.

-Hola- dije antes de sentarme a la mesa, donde había un tazón de leche caliente -odiaba la leche caliente- y un par de croissants pequeños.

Antes de empezar a comer, le dediqué una rápida mirada a Louis y él como respuesta, me devolvió una sonrisa. No entendía por qué estaba tan contento de estar en mi casa, no es como si mi madre fuese una persona simpática o algo así,y si realmente lo era, yo nunca había conocido esa faceta suya. Lo que más me preocupaba en este momento era qué le había contado mi madre a Louis sobre mi vida y, por ello, quería acabar cuanto antes el desayuno para acabar con cualquier momento incómodo que pudiese producirse.

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¡Hola! Perdón por la tardanza pero esta semana me fue imposible actualizar porque tuve que ir a la universidad para hacer la matrícula :/

Espero que os guste xx

Hero ➸L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora