u n o

1.2K 60 1
                                    

Jess PoV

Era una mañana fría de invierno cuando decidí que ese sería el último día de mi vida.

Me levanté temprano, para evitar encontrarme con mis padres, y escribí la que sería mi última carta.

Estaba harta de ser siempre la última mierda en todo, que nadie se preocupase por mí, ni siquiera mis padres, que se suponía que eran los que debían apoyarte en todo. Ellos preferían centrarse en su trabajo y olvidarse de que tenían una hija, así que estaba segura de que si despareciese ni siquiera se darían cuenta.

Dejé la carta encima de la mesa de la cocina, donde pudiesen verla. La verdad no sabía por qué me había molestado en escribirla, seguramente no les importaría y no la leerían, pensando que era otra de mis estupideces. Así que la cogí de nuevo, la arrugué y la metí en el bolsillo de mi cazadora.

Eché un último vistazo al interior de la casa antes de cerrar la puerta detrás de mí. Caminé con rapidez por la calle, pues así no tenía tiempo de asimilar lo que estaba pasando; lo que estaba a punto de hacer.

El sol comenzaba a salir, por lo que debían ser las 08.15 y, con un poco de suerte ningún coche transitaría la carretera en aquel momento.

Llegué al puente Whikery, me asomé a la barandilla, asegurándome de que la altitud era lo suficiente elevada. Me saqué los zapatos, dejándolos detrás de unos arbustos para que nadie pudiese verlos. Con cuidado pasé por encima de la barandilla, quedando ésta detrás de mí. Mis nudillos estaban blancos de la presión que ejercían al rodear la barandilla, quizás mi cerebro estaba replanteándose la idea de saltar, alomejor quería aferrarse a la idea de que podría tener una vida mejor. Pero después de estos años hundida, rápidamente me dí cuenta de que no era posible, que lo mejor que podía hacer era saltar, y ahorrarle al mundo un problema. Porque eso es lo que era; un problema para mis padres, mis amigos y, sobretodo, para mí misma.

Mis manos seguían agarrando con fuerza la barandilla, esperando a que alguien apareciese y me impidiera saltar. Pero eso no iba a pasar, así que cogí aire y cerré los ojos.

Louis PoV

Volvía a casa después de la fiesta en casa de Niall. Conducía despacio, pues todavía no había eliminado todo el alcohol de mi cuerpo.

La fiesta había sido una pasada, definitivamente la mejor del año. Había venido gente de otros institutos e incluso había contratado un DJ y, como era el 18 cumpleaños de Niall, sus padres le habían permitido poner barra libre.

El sol me daba de frente, por lo que me puse las gafas de sol que siempre llevaba de repuesto en el coche. Estaba a punto de pasar el puente Whikery, como hacía cada vez que regresaba de casa de Niall, pero esta vez había algo diferente. Con dificultad conseguí distinguir una figura, al principio pensé que sería un viandante normal, pero pronto me dí cuenta de que era una chica rubia, que estaba del otro lado de la barandilla. Paré el coche y salí de él lo más rápido que pude, y me acerqué a la chica, acariciando una de sus manos, que estaban blancas ante la presión que estaban ejerciendo. La chica giró la cabeza y, al verme, sus ojos azules se abrieron como platos.

-Soy Louis- dije con una sonrisa, no sabía cómo llevar una situación así, estaba a punto de saltar del puente, no la conocía y no sabía qué hacer o qué decirle para que no lo hiciera. No recibí respuesta alguna por su parte, ella solo apartó su mirada de la mía, clavándola en el río que corría bajo sus pies.

-¿Cómo te llamas?- pregunté intentando llamar su atención. Su mirada se elevó de nuevo, pero ninguna palabra salió de su boca

Jess PoV

Estaba en shock, no podía creer que alguien me hubiese pillado en mi intento de suicidio. Ni siquiera podía tirarme del puente abajo en paz, definitivamente las personas elegían los peores momentos para aparecer.

El chico parecía nervioso, sus ojos no dejaban de mirarme y su agarre seguía siendo suave.

-Me llamo Jess- contesté al fin, supongo que merecía al menos saber mi nombre por el buen acto que había tenido hacia mí- Ya puedes marcharte- dije casi en un susurro

-No voy a irme, no hasta que estés de nuevo en tu casa- él insistía, pero mi cabeza no asimilaba que alguien desconocido estaba preocupándose por mí.

-No voy a volver a casa- contesté en un tono seco

-Vale, pues yo tampoco- el chico pasó una de sus piernas por encima de la barandilla, seguida de la otra, quedando en la misma posición en la que yo estaba; las puntas de los pies en el aire y con los brazos echados hacia atrás para poder agarrar el metal.

-No tienes por qué hacer esto- dije sin mirarle

-¿Hacer el qué?- preguntó confuso

-Hacer que te importa lo que estoy a punto de hacer, ni siquiera me conoces, puedes irte-

-Sí te conozco, vamos al mismo instituto, te he visto por los pasillos-

Su contestación me dejó sin palabras, yo a este chico nunca antes lo había visto, ni siquiera por los pasillos del instituto, seguramente estaba confundiéndose de chica.

-No creo que tu vida sea tan mala como para que quieras hacer esto- su mano acaricióla mía, de forma suave y lenta.

-No sabes nada- aparté bruscamente mi mano de la suya, tambaleándome hacia delante. Mi corazón latía con fuerza y las lágrimas amenazaban con salir.

-Entonces, déjame saber cosas sobre ti- su mirada azul se clavó en la mía, haciendo que me estremeciera,pero una parte de mí se alegraba por el hecho de que alguien estuviese dispuesto a conocerme, a saber cómo era en realidad, así que, en aquel momento decidí que Louis valía la pena, que él podría ser mi héroe.

****

¡Hola! Bueno he aquí otro de mis experimentos, esta idea se me ocurrió hace un par de semanas y he intentado escribirla, aunque no sé cómo saldrá....

Por el momento espero que os guste xx

Hero ➸L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora