d i e c i s i e t e

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Jess PoV


Hacía ya un buen rato que el sol se había ocultado, por lo que cuando le eché un vistazo al reloj me sorprendí al encontrarme con que eran casi las once de la noche. Había pasado más de la mitad del día estudiando.A fin de cuentas, era lo que había necesitado para obviar el dolor que sentía en la cara, que cada vez era más agudo. Desde entonces,nadie había entrado ni salido de la casa. Me preocupaba mi madre.Después de ver de lo que era capaz mi padre, me daba miedo que ahora, fuese a por mi madre. Suspiré. Estaba agotada. Había sido un día muy largo y muy complicado, el más complicado de mi vida.

Antes de levantarme para ir a la ducha, eché un último vistazo al escritorio, por si se me había olvidado estudiar algo. De pronto los apuntes de Historia del Arte que Louis me había traído eso mañana, aparecieron en mi campo de visión. Dios, parecía que habían pasado años desde la última vez que había visto a Louis, pero tan sólo habían pasado diez horas. No me había parado a pensar en cómo le explicaría a Louis las magulladuras que decoraban mi cara. No podía contarle nada acerca de lo ocurrido con mi padres, pero ¿qué podría inventarme que fuera lo suficientemente creíble? Unos moratones así no aparecen de la noche a la mañana. Ya tendría toda la noche para pensar en la excusa perfecta, al igual que tendría que buscar otra para contarle a mi madre.


El agua caliente bajaba a toda prisa por mi cuerpo, recorriendo cada ápice de él. El correr del agua hacía que mis músculos se relajasen un poco, permitiéndome ganar movilidad, ya que llevaba desde esa mañana con la espalda completamente contracturada.

Me tomé mi tiempo en la ducha, estaba demasiado a gusto ahí dentro. Sólo el ruido del agua caer y rebotar contra el suelo me relajaba. Nadie podía molestarme estando ahí dentro. Cuando me hube aclarado el acondicionador del pelo, salí de la ducha, envolviendo mi cuerpo en una toalla.

Busqué en el botiquín de la estantería alguna crema para echarme en los marcas moradas, que ahora parecían haber adquirido un color más oscuro y brillante. Unté bastante cantidad en las zonas dañadas y me puse el pijama, dispuesta a meterme en la cama.

El sonido de la puerta de la entrada llamó mi atención. Paré en seco en el pasillo, el corazón latiéndome a toda prisa.


-¿Jess? - la voz de mi madre hizo que me tranquilizase, pero esa sensación de tranquilidad duró poco. No podía dejar que me viera de esta forma.Corrí a mi habitación y cerré la puerta antes de que ella pudiese entrar


-¿Jess, estás aquí? - preguntó dando suaves toques en la puerta


-Sí, iba a dormir ya - dije levantando un poco la voz para que pudiese escucharme


-¿Sabes dónde está tu padre? No coge el teléfono y no está en casa -


-No - contesté. Me alegraba que ese hombre hubiese desaparecido de la faz de la Tierra.


-Está bien, buenas noches - se despidió mi madre, y cuando sus pasos se fueron alejando por el pasillo, la velocidad con la que latía mi corazón se ralentizó, permitiéndome respirar de nuevo con tranquilidad.


Me recosté en la cama, cerrando los ojos para intentar quedarme dormida. Pero cualquier intento era fallido, pues al cerrar las ojos las horribles imágenes y recuerdos de horas antes aparecían por mi mente,impidiéndome dormir.


Louis PoV


Había sonado el timbre que indicaba el final de la clase, por lo que la profesora recogió los exámenes. Una vez que me hube deshecho de los folios,pude respirar tranquilo. Sí, por primera vez en mucho tiempo, me había puesto nervioso ante un examen. Normalmente iba tranquilo,pues sabía que no había nada que perder, pero este año, con la presión de acceder a la universidad todo había cambiado.


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