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Jess PoV

Después de aquel día me había ganado la mirada de todos en el instituto, cada vez que caminaba por el pasillo la gente se giraba a verme y también susurraban cosas entre ellos. Era una situación bastante incómoda, pero peor era quedarme en casa y aguantar a mis padres, que ahora parecían preocuparse por mí.

Para mí era extraño ser el centro de atención, nunca antes nadie se había girado para ver lo que hacía o, simplemente, para cuchichear sobre lo que había pasado. Sólo tenía diecisiete años, mi vida era un completo desastre y ya no tenía a nadie por el cual luchar, así que solo hice lo que me dictó el corazón o mi mente, todavía no lo sabía muy bien.

Esta mañana tenía cita con la orientadora del instituto; al parecer mi madre concertó la cita, no sabía qué se pensaba que iba a contarle a esta señora, no la conocía de nada y tampoco me apetecía contarle el por qué decidí tirarme de un puente.

Estaba sentada en las butacas de enfrente del despacho, esperando a que me llamase. Estaba inmersa en mis pensamientos, cuando de pronto vi que un grupo de chicos se acercaba por el pasillo; eran los populares del instituto, los que organizaban las mejores fiestas y los que mandaban aquí y, entre ellos estaba Louis. Después del desastroso día, en el que me llevó de vuelta a casa, no habíamos vuelto a hablar, aunque sabía de sobra que esto pasaría, pero en aquel momento estaba en una situación delicada y puede que, al fin y al cabo, no quisiera saltar del puente Whikery.

Cuando el grupo pasó por delante de mí, sin siquiera inmutarse, levanté la cabeza sin que se notase, encontrándome con los ojos azules de Louis clavados en los míos y, de pronto, mi corazón volvía a latir de nuevo. Se acordaba de mí, como no hacerlo, pero suponía que en el instituto no podía acercarse a hablarme o a preguntarme cómo estaba porque su reputación se vería perjudicada.

Después de veinte minutos esperando a la orientadora, en los cuales me había dado tiempo a contar unas mil veces el número de cuadrados que formaban el trozo de pasillo, una chica de pelo corto rubio salió del despacho.

-Siento el retraso, tenía mucho papeleo- dijo la mujer, sentándose en la silla de cuero marrón

-No pasa nada- dije con un hilo de voz. Todavía no entendía qué estaba haciendo aquí.

-Soy Valerie - me tendió la mano, a lo que yo respondí con un leve movimiento de cabeza, dejando a la mujer con la mano en el aire; parecía confusa y frunció el ceño, llevando su mano de nuevo hacia debajo de la mesa.

Se hizo el silencio, sólo podía sentir la mirada de Valerie en mí, y yo intentaba por todos los medios evitarla; miré el reloj, tan solo faltaban cinco minutos para que el timbre tocase, con un poco de suerte podría irme sin tener que darle explicaciones a esta mujer.

El timbre sonó, sin duda habían sido los cinco minutos más largos de mi vida, y los más incómodos. Me levanté de la silla y recogí mi mochila del suelo, dispuesta a marcharme, pero la voz de la orientadora me obligó a parar.

-Todavía no hemos acabado- una sonrisa apareció en su rostro- La verdad, ni hemos empezado- soltó una carcajada, a lo que respondí con una sonrisa forzada. ¿Por qué estaba pasándome esto a mí?

Louis PoV

Hacía días que no veía a Jess por el instituto; la última vez que la había visto había sido hace casi una semana, cuando aquella mañana la llevé de nuevo hasta su casa. No he dejado de pensar en cómo su mirada estuvo perdida durante todo el trayecto hasta su casa, de su boca solo salieron las palabras necesarias para indicarme cómo llegar hasta su casa, pero lo dijo en un tono tan débil y bajo que apenas podía escucharla, pero no me quejé, simplemente me esforcé un poco más por entenderla. No supe qué decirle, cómo animarla, supongo que no conocerla en absoluto afectó en mi conducta.

Cuando se bajó del coche esperé en la acera de enfrente de su casa, hasta que una señora, también rubia, le abrió la puerta. La mujer parecía sorprendida, pero no hizo ningún gesto extraño, por lo que supuse que no tenía ni idea de lo que su hija tenía en mente.

Esta mañana cuando la vi sentada en el banco, con la mirada fija en el suelo y su pelo recogido en una cola alta, mi corazón empezó a latir con fuerza, cuando más me acercaba al banco donde estaba sentada, más rápido me iba el corazón. Durante un instante nuestras miradas conectaron, y pude notar como sus mejillas se tornaban ligeramente rosadas y ella clavaba la mirada en el suelo. Lo único que quería era pararme a su lado y preguntarle cómo le iba, pero mis amigos lo verían raro, ya que siempre hemos sido los cinco y, todo el instituto nos tiene como los más populares e inalcanzables, aunque en realidad somos igual que los demás.

Al llegar al final del pasillo, apoyé la mochila en el suelo para abrir la taquilla y coger los libros para la clase de cálculo, Liam estaba a mi lado.

-¿Ya tienes pareja para el baile?- preguntó con su típico tono de voz, lleno de ironía

-No...- contesté en un susurro

-Louis, es en dos semanas, ¿cuándo piensas pedírselo a Allyson?- cerró su taquilla y me miró fijamente

-¿Qué te hace pensar que quiero ir con Allyson?- arqueé una ceja

-No sé, siempre está intentando algo contigo, pensé que te gustaba o quizás solo querías llevártela a la cama la noche del baile-

-No seas imbécil, anda vamos o llegaremos tarde a clase- recogí la mochila del suelo y comencé a caminar, dejando a Liam detrás de mí. No quería seguir escuchando sus estupideces. Es cierto que en más de una ocasión me he liado con Allyson, pero solo fue para no parecer el tonto del grupo, en realidad no me gustaba nada. Me sentía mal conmigo mismo, porque estaba utilizando a una chica y dándole falsas esperanzas. Además Allyson sólo me quería por mi "fama" en el instituto, y yo buscaba a alguien a quien le gustase yo y no mi apariencia.

Al llegar a clase, la mayoría de los alumnos estaban ya sentados en sus respectivos sitios, a pesar de que el profesor todavía no había llegado. Me senté en mi sitio de siempre, al lado de la ventana y sin quererlo, me fijé en el sitio de la primera fila del lado derecho, todavía estaba vacío, y no era propio de Jess retrasarse tanto. ¿Le habría pasado algo? Sacudí mi cabeza un par de veces, ¿qué me estaba pasando? ¿Por qué no podía dejar de pensar en Jess?

Hero ➸L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora